Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

165 no importaba; yo sabía que era su manera de ser y la entendía. Sabía que los quería. Fue una mujer abnegada, entregada completamente a su marido, a su familia y a su casa. 10 de junio de 2020 Mi mamá fue muy trabajadora. Siempre recuerdo que iba a planchar a la casa de una abuelita a Franklin y yo iba con ella; me encantaba ir, era casi un paseo para mí en esos años. Fue muy enérgica, recta, todo lo contrario a mi papá, lu- chadora, siempre nos motivó a estudiar y a ser mejores personas, como decía ella, porque en un momento de nuestras vidas tuvimos muy pocos recursos. Sin embargo, ella nunca declinó, siempre tuvo la fortaleza para continuar y a la vez transmitirnos esa fuerza interna, a pesar de lo que se presentara en el camino. Eso lo atesoré en mi inconsciente, el salir adelante y que no había que darse por vencido. Siempre lo trato de poner en práctica, aunque a veces cuesta. Le encantaba la vida a pesar de todo, le gustaba salir, tejer, y era muy soña- dora, disfrutaba de todas las fiestas, las reuniones familiares y amaba mucho a sus nietos, fue una abuela muy presente. En estos últimos años, le costaba caminar porque tenía problemas cardíacos y además tenía una úlcera varicosa en una de sus piernas. Herida que yo recuerdo desde que tenía uso de razón, se cerró una vez que le hicieron un injerto, pero después nuevamente se le abrió. Siempre estuvo bien cuidada, somos cuatro hermanos y muy unidos. Cuando falleció mi mamá, debo decir que fue un llanto que esta vez no contu- ve, lo saqué, nada me importó, no me avergoncé, ni mantuve la calma. Es tan raro sentir que tu mamá no está, tal vez cuando creces y te vas de la casa, no estás todos los días, por circunstancias obvias, pero sentir que no la vas a ver más es raro, triste. La conexión que hay no sabría cómo explicarla, pero algo te sucede. Después, sí, me calmé y me tranquilicé. Entendí que a pesar de que ella siempre salía de sus estados clínicos, esta vez fue diferente, su corazón dijo “basta, no podemos continuar.” Triste... pero sé que ahora está totalmente libre y no podrá sentir ningún dolor en su pierna y ningún cansancio al dar un paso. No me olvidaré de tu fortaleza y ganas de vivir. Particularmente, el mes de junio viví dos muertes en un mismo día, seres que fueron y serán siendo parte de mí vida, y no puedo dejar de pensar en tantas personas que han partido en este tiempo de Pandemia, donde las familias ni siquiera pudieron dar un abrazo, acompañar, o tener la oportunidad de des- pedirse, porque siempre necesitamos formalizar un adiós. Yo, al menos doy gracias por aquello, que a pesar de lo triste que puede ser, pude estar presente, aunque no puedo decir que, con miedo, ese sentimiento que ha estado presen- te durante todo este tiempo, y te atemoriza, ya que nadie está lejos de poder contagiarse con este virus que nos atrapó y que hasta la fecha no se ha podido controlar totalmente, viviendo momentos de intranquilidad e impaciencia, lidiando con una nueva realidad por la que atravesamos, y lo más probable es que nos costará sentirnos nuevamente seguros y libres.

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