Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

151 Pequeña crónica sobre un libro para colorear, un mundo en miniatura y varios postigos rotos * Ivana de Vivanco Artista visual I Con menos de dos años yo era ya una muchachita nómade y muchos de mis primeros recuerdos están ambientados en lugares de tránsito, como los aeropuertos. Me emocionaban los despegues en avión y ver como las gran- des ciudades se hacían minúsculas desde lo alto. Mi mamá se ponía un poco nerviosa, pero yo miraba siempre con curiosidad los dibujitos de las instruc- ciones de evacuación en caso de aterrizaje forzoso. Me acurrucaba en mi asiento, que en aquellos tiempos me parecía gigantesco, dormía o paseaba por los pasillos conversando con otros pasajeros. La posibilidad de viajar y encontrarse directamente con la gente que uno quiere ha sido desde hace treinta años parte de mi rutina de vida y es algo que jamás estuvo puesto en entredicho. Hasta ahora. En estos meses de pandemia, todas y todos hemos experimentado la pérdida de cosas que dábamos por sentadas y quizás una de las más radicales es la manera en la que nos relacionamos con el cuerpo: con el de los otros y con el propio. ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando nos encerramos, cuando tenemos que prescindir de un abrazo o cuando no podemos mirarnos directa- mente a la cara, pues nuestros rostros están constantemente mediados por una pantalla u ocultos tras una mascarilla? Los viajes para encontrarnos en carne y hueso con nuestros seres queridos se han suspendido y, si es que algún en- cuentro en persona se lleva a cabo, el metro y medio de distancia obligatoria y los rostros enmascarados cambian inevitablemente la dinámica de la comu- nicación. Nunca pensé que la distancia se transformaría en una nueva forma de cercanía. Bajo la amenaza de un virus tan contagioso, el cuidado, respeto y afecto al otro se expresan ahora justamente manteniendo la distancia. Se trata de una paradoja que es difícil de aceptar. Quizás por eso durante estos últimos meses, cada vez que me he encontrado con alguien que aprecio, una torpeza se ha colado entre los cuerpos. La experiencia de pérdida que estamos experimentando en este nuevo con- texto, y que nuestro cuerpo resiente, se vive, sin embargo, con muy diferen- tes intensidades en la sociedad y en las distintas partes del mundo. Frente a * El interlineado simple de la aplicación Microsoft Word del computador de Ivana de Vivanco es más reducido que el del resto de quienes escribieron, por lo tanto, habiendo ella respetado el máximo de tres páginas, su texto fue más extenso que el de los demás.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=