Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
116 pequeños objetos abandonados de tu mirada, porque perdidos irremediablemente de tu imaginario que allí yacen sin referencia alguna y obsesivamente empiezas a acumularlos, amontonando sus silencios. Porque sin historia, sin utilidad, su vacío te produce ese vértigo que no puedes resistir, caes en ellos en su misma caída, ¿qué hacer para que su atracción de ahora no se pierda, para hacer su caída aún más honda, hasta definitiva, donde la mínima referencia de su origen ya no la alcancemos? Entonces el autor de los pegoteados, los guarda como o tesoros de la nada, para luego buscar afanosamente trozos de cartón, restos de cajas, pedazos de madera, cualquier tipo soporte, como esos cuyo uso quedó pendiente y que ahora de pronto convertidos en necesarios, los recogerás, para sumar con ello el vértigo de su sinsentido. Ese trozo de enchufe eléctrico quemado, buscando su quedar al fin completamente liberado de su pequeña y miserable historia de utilidades, junto a esa tapa pisoteada, con ese trozo de algo que no logramos adivinar. Descubrimiento de un juego, algo de ese humor que Breton define por la incapacidad, en un complejo, de la articulación de sus componentes, razón por la cual puede llegar a ser mortal, si no explotas hasta esa esa risa angustiada de peligro. Ese ingreso al mundo donde desesperas por el sentido (2) El que lee poesía debe olvidar saber leer para reaprenderlo en ella.
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