Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada
76 bía una impaciencia en el trazado de la Avan- zada que me llevaba a condenar el historicismo o cualquier otra reivindicación de continuidad respecto del pasado. Sin duda esta insistencia en el corte, la mutación, que yo creía necesario de- marcar se veía como demasiado tajante. FG : Y a la vez cómo podría hablarse de cor- te, de fin, sin animar un cierto fundacionalis- mo, porque, a lo Maquiavelo, la palabra “corte” ya es en sí misma fundacional ¿no? Si el Golpe lo funda todo, entonces ya nadie es culpable de desenvolverse en una nueva lengua. NR : Sí, pero al sobreactuar tanto el corte, la ruptura, mis textos debían resultar francamente exasperantes para quienes sentían peligrar una memoria del arte chileno que la propia Dicta- dura se había encargado de obliterar. Imagino que el que fuera yo además una intrusa en el campo del arte chileno, agravó aún más las cosas y que se volviera insoportable la borradura del pasado que se desprendía de este exhibicionis- mo de lo ruptural. Brugnoli, en tal caso, nunca dejó de reconocer que la nueva escena de dis- cursos y reflexiones que articulaba la Avanzada imponía una diferencia singular con los ante- riores modos de referirse al arte. Pero prevale- cía la sensación de lo arbitrario y tendencioso del recorte que yo tracé de la Avanzada ; un recorte en favor del cual, sin embargo, intervi- no Bernardo Subercaseaux en aquel Seminario que en 1987 la FLACSO organizó en torno a Márgenes e Instituciones : se puede reivindicar el derecho a la arbitrariedad, decía Subercaseaux, si ésta se justifica como vector de focalidad y posicionalidad críticas. FG : Pero permíteme que insista, pues estando yo de acuerdo en puntos muy nodales con cierta “Por las dudas, no lo discutamos ahora”, 2007 “La obra de arte es fundamental- mente un agente disruptivo y pro- ductivo, tanto de experiencia como de pensamiento. Y creo que por ahí pasa en buena medida aquello que en los ochenta viene abrir discur- sos como el de NR, en el sentido de que se puede pensar el arte sin una concentración directa en la singularidad de cada obra… Pero, al mismo tiempo, hay que conside- rar otro dato: ell gesto de ruptura que un libro como M & I propugna en la época y que, de alguna mane- ra cancela toda escritura anterior como carente de espesor, tiene un efecto en la Historiografía del Arte en Chile. Este efecto es el de una suspensión de la Historiografía del Arte. Entonces, habrá que hablar del discurso de NR en M & I como uno que suspende muchos de los hilos que lo precedían, puesto que en algún sentido el libro desconoce la tradición de Luis Oyarzún, de En- rique Lihn, de Jorge Elliot. En ese libro no interesan, está bien, pero fue gente que en este país armó la teoría y la historia del arte.” Gonzalo Arqueros, Filtraciones. Conver- saciones sobre el arte en Chile (1960- 2000) . Santiago, Alquimia Ediciones, 2019, pp. 315-316.
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