Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

236 la realidad y la ficción mediante saltos de per- cepción, de conciencia y narración que nos invi- tan a reformularnos la pregunta de qué es arte y qué es política (por imbricados o diluidos que se encuentren sus bordes) en lugar de volver el arte y la política equivalentes entre sí. Para emplear un vocabulario filosófico y estético que no ma- nejábamos en aquellos tiempos de la Avanzada, yo desconfiaba (y sigo desconfiando) del “mo- delo pedagógico de la eficacia del arte” ( Jacques Ranciére) que presupone una correspondencia lineal entre la agitación artístico-cultural, el movimiento social y el despertar crítico de una comunidad “volcada progresivamente hacia el futuro democrático”. Me intrigan más aquellas obras que desencajan la relación forma-conte- nido e imagen-representación, torciendo los órdenes de correlación preestablecidos entre el arte y la política. Creo, además, que el arte se torna político cuando logra fisurar las ideolo- gías dominantes en cualquier territorio en el que ejercen su poder y autoridad culturales, aunque dicho territorio no sea equivalente a “Chile entero” como aquel soporte expandido que re- clamaba maximalistamente el CADA. Quizás éste sea mi matiz de diferencia con el registro del “activismo artístico” que inspira el libro Ar- chivo CADA . Si bien me conmueven “Para no morir de hambre en el arte” o “¡Ay Sudaméri- ca!”, también lo hacen “Traspaso cordillerano” de Eltit-Rosenfeld, expuesta en el Museo Na- cional de Bellas Artes en 1981 o bien la obra “Residuos americanos” que CADA mostró en una galería de Washington en el marco de la exposición IN/OUT de 1983. Son obras que hablan de carencias latinoamericanas, de indi- gencia social y trastornos psíquicos, de residuos y desechos periféricos, de enajenación mental y de rebeldías del imaginario, a través de un mon- taje expositivo que, si bien ocurre en espacios Conversación entre Diego Parra y Nelly Richard, 2019 “Y es que hay mucho más por estu- diar y rescatar que lo que la sobre exposición de la Escena de Avanza- da ha permitido visibilizar. Hay tan- to más que ha quedado enrarecido por los discursos dominantes. Y no se trata de negar la importan- cia y el valor que estos también tuvieron… No del todo, al menos. El asunto que nos interesa −más allá de todas las disputas y con- frontaciones entre escenas, gru- pos y brigadas que atravesaron el campo del arte en estos años− es ver cómo junto a todo ello también existió otro plano donde prevaleció la necesidad de nuclearse en torno a demandas comunes, de asociar- se y regenerar el tejido social den- tro y fuera de las artes.” Entrevista de Lucy Quezada a Javiera Manzi y Paulina Varas, “Poner el cuer- po”, revista Artishock , 2 de mayo 2016.

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