Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

232 nista (digo esto reconociendo los aportes de Soledad Novoa, Gloria Cortés, Paulina Va- ras, Mariairis Flores, Javiera Manzi, Sophie Halart, entre otras), para subrayar cómo toda cartografía de discursos (incluyendo la de la Avanzada y de los debates en torno a ella) está atravesada por divisiones político-sexuales y ambiguedades de género. DP : A partir de una serie de iniciativas de in- vestigación, documentación y archivo de las prácticas artísticas de corte neovanguardistas (que ciertamente exceden a la Avanzada, pero se inscriben en su época) el interés por los docu- mentos se ha intensificado de modos inusitados. Recientemente se lanzó el “Archivo CADA” 25 , realizado por la Red de Conceptualismos del Sur, que demandó años de trabajo por parte de múltiples investigadores des-territorializados y que finalmente, fijaron tal colección en el Mu- seo de la Memoria y los Derechos Humanos (con la complicidad del Museo Reina Sofía). En muchos sentidos, su activación temporal responde a necesidades político-estéticas del presente y no a un simple ímpetu por conocer el pasado o por reificarlo en objetos para el Mu- seo, pero esto puede correr el peligro de borrar aquellas huellas propias del pasado que si no son analizadas en su contexto, pierden sentido en nuestro presente. El CADA parece ser un fenómeno sujeto a múltiples apropiaciones y disputas, por un lado su “coeficiente de artistici- dad” puede ser reclamado por la historia del arte en función de las zonas de reflexión y creación que inauguró con sus “situaciones”; y por otro, su vínculo con la comunidad es también dispu- 25 Archivo CADA. Astucia práctica y potencias de lo común . Editores: Fernanda Carvajal, Paulina Varas y Jaime Vindel (Eds). Santiago, Ocho Libros Editores, 2019. Conversación entre Diego Parra y Nelly Richard, 2019 “P. Marchant hace una brillante lectura de la performance La Bi- blia (1982), pero sí quería plantear algo que siempre me ha llamado la atención: su silencio sobre la participación que tiene en la ac- ción NR convocada a ocupar el lugar del Cristo muerto, recién descendido de la cruz…. En las imágenes que registran la acción, el cuerpo de NR no adopta un gesto desfalleciente. Al contrario, marca el punto de erotización en la imagen, en tanto posa con las piernas abiertas, ofreciéndose. En lugar de la madre teórica o del hijo/a muerto/a, NR ocupa la po- sición de una hija/madre sexuali- zada. Incluso es invocada desde la voz de Leppe como una figura pe- netrante cuando le dice a Dávila: “Deja que nos meta el texto a más no poder”, ubicando la escritura de NR en un registro libidinal an- tes que legal (legal en el sentido de quien viene a sancionar la “ver- dad” sobre la escena). La figura silenciosa e ineludible de la mujer sexuada en el centro de la escena, no sólo des-identifica mujer y ma- dre, sino que multiplica los vecto- res de deseo. Permite pensar que al parecer en esta ocasión Mar- chant no mira para abajo, y que se le escapa que el deseo polimorfo, des-edipizado, que hace ahí su es- cena, no solo no es heterosexual , sino que podría ser no sólo ho- mosexual . Quizá lo que ahí acon- tecía era la posibilidad espectral de una bisexualidad incitada por las desidentificaciones de género en juego, que ponía en cuestión del propio binomio entre hetero- sexualidad y homosexualidad.“ Fernanda Carvajal, “El secreto de las polveras”, Revista Mora Nº “5 , Buenos Aires, diciembre 2019.

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