Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada
23 Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada a sus operadores a la hipervigilancia de los có- digos, marcó la autoreflexividad de un arte que aprendió así a desplegar toda su sabiduría en materia de artificios y disimulos. La necesidad de despistar a la censura hizo que las obras de la Avanzada se volvieran expertas en travesti- mientos de lenguajes, en imágenes disfrazadas de elipsis y metáforas. Estas obras conjugaban el rigor operatorio de sus réplicas contrains- titucionales a las prohibiciones de la censura con el sobregiro retórico de los dobleces del sentido que trazaban oblicuamente sus poéti- cas de la ambigüedad. La dimensión de la autocensura opera en torno a lo callado o lo disfrazado en la superficie de los mensajes. Producto de los silenciamientos autogenerados en la cadena enunciativa, lo “no dicho” (lo suprimido, lo faltante) funciona clan- destinamente como un polo de imantación de la lectura que incorpora a su trabajo subyacente de recolección del sentido las señas de lo escondi- do, para luego activar su potencialidad disidente siguiendo ciertos ejes de contra-lectura oficial que comparte con receptores cómplices. La hipercodificación de los enunciados según claves soterradas que necesitan de una arqueología compleja en sus rastreos y excava- ciones para desenterrar las significaciones pro- hibidas, les valió a los textos y las obras de la Avanzada la calificación de obras y textos her- méticos, crípticos. Las exigencias de descifra- miento figurativo y conceptual de los resquicios de sentido que dividen la obra entre lenguaje y censura, relegaron la Escena de Avanzada a un espacio de socio-comunicación más bien mi- noritario. Esta marginalización de la Avanzada que vivió reducida a sub-circuitos de recepción cultural, si bien disminuyó el impacto social de
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