Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada
229 Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada manifiesta política sexual de los cuerpos e iden- tidades en la exterioridad pública. Llama la atención que, en las incesantes revi- siones de Márgenes e Instituciones , no se tome en cuenta la perspectiva de género ni el enfo- que feminista para analizar la composición de fuerzas (masculinas - femeninas) que tramaban la Escena de Avanzada. Quizás esta considera- ción crítica de corte feminista hubiese servido para colocar bajo sospecha la categoría de Van- guardia que le fue sobre-impuesta a la Avan- zada como un marco de historización tradi- cionalmente basado en criterios de legitimidad masculino-dominantes. El modernismo de la vanguardia no sólo proviene de una matriz occi- dental (europea-metropolitana) y, por lo mismo, colonial, sino que ha sido forjado por una escala de valor y autoridad construida patriarcalmente, tal como lo han demostrado convincentemente historiadoras del arte que van desde Griselda Pollock (a quién citas) hasta Andrea Giunta. Creo que no se le ha prestado suficiente atención en los debates sobre la Avanzada al modo en que varias de sus prácticas y discursos trabajan con la desintegración del sujeto (masculino) de la tradición humanista, exhibiendo fragmentos vagabundos de un yo carente de unidad y ver- dad trascendentes; cultivan el descentramiento de la figura modernista del Autor mediante una combinación promiscua de retazos sacados de repertorios híbridos; exhiben los dobleces de género de la escenificación paródica del cuerpo travesti que burla las convenciones realistas de lo masculino y lo femenino. Junto con atender los flujos de lo corporal, lo somático y lo pulsio- nal en prácticas que infringían la ley del discur- so, Márgenes e Instituciones recogió estas señales que transgredían las identificaciones binarias de género. Quizás haberse fijado en estos rasgos
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