Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

226 “Tenemos que asumir que la rear- ticulación de las categorías estéti- cas y artísticas llevada a cabo por el discurso de la Avanzada, tuvo una implicancia que sólo adquiere todo su peso en el ámbito espe- cializado de las artes visuales. Lo importante, claro, es comprender que la Avanzada imprimió su marca fundamental no en el ámbito polí- tico, ni en la práctica intelectual de izquierda, ni en otras discipli- nas de las humanidades, ni en la formación de colectivos sociales extra-académicos, sino, especial- mente, en la formación artística universitaria… Yo no veo ningún inconveniente en que el porvenir de la Avanzada pueda rastrearse, hoy por hoy, en los nichos de re- sistencia que buscan legitimarse frente a la alzada de la universidad neoliberal. Es más importante que nunca, a mi entender, recuperar la experiencia de movilización de la Avanzada a la luz de las trans- formaciones que hemos vivido re- cientemente, y de otras más que se avecinan, en los nuevos proto- colos de significación que comien- zan a imponerse en los saberes académicos, y especialmente en las artes y las humanidades, que efectivamente tienden a reducir la experimentación formal a “flujo de caja” de un proyecto, y la condición pasional de la creación artística en “registro de obra” paralizado por una exacerbación semiótica debi- damente conducida por la cultura de la gestión.” Rodrigo Zúñiga, Restos de paisaje. Escritos sobre arte. Departamento de Arte Visual, Universidad de Chile, 2015, p. 95. ¿Cómo interpretas esta aparente ceguera? Además, teniendo en cuenta que el feminis- mo ha impactado en la historia del arte como disciplina hace ya un par de décadas, tanto que muchas de sus premisas han sido plenamente incorporadas a la historia del arte a secas (sin el apellido “feminista”), cuestión que da cuenta de lo importante que es para dicha disciplina continuar pensando sus propias condiciones de enunciación (más allá del nivel de acceso que se tenga a nueva documentación y archivos). NR : Creo que es bueno recordar que el relato crítico de la Avanzada contempló al feminismo como subtexto de varias de las posiciones que, al menos Diamela y yo, sosteníamos en la década de los ochenta en el campo del arte y la escritura. Sin estar directamente insertas en el feminismo del movimiento social, sí solidarizábamos desde nuestros respectivos lugares con las organizacio- nes de mujeres cuyas luchas, como bien sabemos, articularon una decisiva plataforma anti-dicta- torial y de recuperación democrática en el Chi- le de los ochenta. Además, introdujimos en los campos del arte y el discurso crítico la pregun- ta de cómo las asimetrías de género organizan un reparto masculino-femenino que, aplicado a las distintas estructuras que conforman la vida púbica y los mundos privados, se traduce en je- rarquía, dominación y subordinación de valor y rangos. Cada una a nuestro modo, Diamela y yo les prestamos atención en nuestros textos a los desequilibrios de poder que, en lo políti- co, lo social y lo cultural, segregan y marginan a las mujeres. Yo diría que, en el interior de la misma Escena de Avanzada, existían ciertas de- marcaciones de autoridad basadas en posiciones de género. Por ejemplo, Ronald Kay (autor del magistral libro Del espacio de acá ) solía ejercer su protagonismo intelectual subestimando tanto Conversación entre Diego Parra y Nelly Richard, 2019

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