Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

213 Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada pasado; su tensión polémica con el ideologismo artístico de la cultura militante; sus afirmacio- nes y negaciones demasiado tajantes y, por lo mismo, a veces esquemáticas, etc. No sé si las cosas podrían haber sido de otra manera, por- que texto y contexto se encontraban dominados por una misma sensación de apremio que era muy poco compatible con el tiempo mesurado de la pausa y el matiz. He reconocido en más de una oportunidad que el mapa de prácticas recreado por Márgenes e Instituciones es parcial y selectivo, porque sólo recoge aquellas prácticas que desafiaban mi imaginación crítica. Nunca pretendí aplicarle a las obras algún criterio de “valor” o “calidad” según las escalas propias de la historia o la crítica de arte, y esta es la ra- zón por la cual quedaron fuera del libro obras de artistas que son no sólo rescatables sino muy destacables. Se le ha recriminado muchas veces a Márgenes e Instituciones sus omisiones o des- cartes. Si el libro se hubiese concebido a sí mis- mo como un libro de historia del arte (algo así como Chile, arte actual de Gaspar Galaz e Mí- lan Ivelic 16 ), tendría que haber cubierto el pai- saje artístico post-golpe con alguna pretensión de exhaustividad. Pero Márgenes e Instituciones se escribió como un libro de crítica militante o, como lo señaló Bernardo Subercaseaux en el se- minario de FLACSO de 1986, como un libro “de tendencia”, es decir un libro “tendencioso” que elige tomar partido por ciertas opciones, aun sabiendo lo debatible y rebatible que resul- tan estas opciones para quienes no comparten los supuestos enunciativos y valorativos a partir de los cuales se formulan. Me puedo arrepen- tir hoy del tono demasiado vehemente con que Márgenes e Instituciones defendía su recorte de 16 Gaspar Galaz e Mílan Ivelic. Chile, arte actual , Valparaíso, Edi- ciones Universitarias de Valparaiso, 1988. “Ya sabes que Dan Cameron solía decir que los críticos chilenos te- nían un modo de escribir hiperbó- licamente encriptado, un modo que volvía prácticamente ininteligible la crítica de arte chilena fuera de Chile. Esta matriz de escritura era un modo de protección del pensa- miento frente a la represión que imponía la dictadura. Sin embar- go, advierten críticos como Adria- na Valdés o Gerardo Mosquera, tras el retorno a la democracia, la claridad y la comunicación ten- drían que regresar a la práctica de la crítica y del comentario de arte. Contra estas opiniones considero central el secreto en toda práctica de escritura crítica, y desconfío de la posibilidad de limitarlo a una práctica de resistencia asociada a la dictadura… Contra la ilusión de transparencia de la sociedad neo- liberal, contra la política del vidrio de la sociedad del testimonio y del espectáculo, habría que volver a reafirmar una política del secreto y de la resistencia”. Miguel Valderrama, Filtraciones. Con- versaciones sobre el arte en Chile (1960-2000) ,Santiago, Alquimia Edicio- nes, 2019, p. 543-546.

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