Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada
204 niano de la precariedad del arte, de la literatura y la filosofía como zonas de trizaduras que, en tiempos de catástrofe, muestran que ningún es- quema de análisis de la realidad social y política puede engañarse a sí mismo sobrevalorando lo metódico, certero y finito de un saber objetivo. El rescate de estas trizaduras del lenguaje y la subjetividad –como marcas expresivas de lo que se resiste a la objetivación de los saberes ins- trumentales– ha sido parte de lo que varios de mis textos de los noventa (y, también, del pro- yecto de la Revista de Crítica Cultural ), inten- taron establecer como diferencia, de postura y estilo, con el sociologismo cultural que aplica- ban FLACSO y CENECA. Cuando invité a J. J. Brunner a presentar el libro La insubordina- ción de los signos (1994) que contenía un capí- tulo titulado “En torno a las ciencias sociales: líneas de fuerza y puntos de fuga” en el que yo tomaba posición a favor de las micro-poéticas de lo fragmentario, Brunner termina dicien- do, astutamente, que “en todo tiempo y lugar existe una división del trabajo y mientras unos son cazadores, chamanes o profetas otros reco- lectan datos y buscan hacer sentido de ellos” 12 . Y en realidad tiene toda la razón, salvo que el lugar y posición que ocupan las disciplinas en el mapa de lo social hablan de algo más que de sus respectivas formas de aplicación del saber. Hablan también y sobre todo de los créditos de legitimidad discursiva que les otorga el sistema de distinción académica y cultural dominante, además de su rol en el mapa de las comunica- ciones sociales que conforman la esfera pública. Más que pedirles explicaciones a las ciencias sociales por comportarse epistemológicamen- te como lo hacen, la reticencia de la Escena 12 José Joaquín Brunner, “Las tribus rebeldes y los ,modernos” en Bienvenidos a la modernidad , Santiago, Planeta, 1994, p. 265. “El discurso que la propia Esce- na de Avanzada elabora sobre sí misma contribuye a este efecto de alienación/marginación, al in- troducir unos patrones de entendi- miento y percepción de las obras/ actividades/prácticas que por un lado tiene referentes no-locales (simplificando, el post-modernis- mo) y, por el otro, asume referentes sub-locales (digamos, pertenecien- tes a una cultura de resistencia o alternativa, en todo caso marginal). De cualquier modo, ambos tipos de referentes colocan a la Escena de Avanzada en una relación de exter- nalidad (y rechazo) del mercado, la represión y la televisión”. José Joaquín Brunner, Márgenes e Ins- tituciones , Santiago, Metales Pesados, 2004. Pp. 175-176. Conversación entre Diego Parra y Nelly Richard, 2019
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