Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

179 Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada “Dado que el poder en esa época era concreto, tenía nombre propio y se expresaba directamente en la extorsión, la delación, el veneno, el gas sarín, el cuchillo y la metralle- ta, la puesta en perspectiva de las largas y trabajosas polémicas que se suscitaron hace más de trein- ta años en torno a M & I nos ha permitido ver, casi con trémula ad- miración, las razones fuertes que luchaban por establecer una reali- dad irremisiblemente perdida, por recomponer la posibilidad de relato y representación, en esa contienda profunda de ideas y de pasiones. Quiero decir que el listado de estas polémicas contenía toda la intensa densidad y la tenacidad apasiona- da que hoy brilla por su ausencia en Chile, en la mayoría de las obras y enunciados críticos.” Gonzalo Díaz, “Nelly Richard, la Ma- dona de la Historia sentimental de la pintura chilena”, The Clinic , Nº 224, noviembre 2007. Alfredo Jaar, Catalina Parra y, en sentido me- tafórico, Eugenio Dittborn cuyas Pinturas Ae- ropostales se concibieron como un dispositivo transhumante para cruzar fronteras) mientras que el ausentamiento o el repliegue semi-priva- do de otros (Carlos Leppe, Carlos Altamirano) respondió a la búsqueda individual de nuevos diagramas de vida. En todo caso, a partir del año 1983, quedó claro que se había desactiva- do el núcleo de mayor condensación creativa y reflexiva que le había dado energía y potencia a la Escena de Avanzada. Estaba pendiente, en mi caso, la publicación de Márgenes e Institu- ciones en una edición bilingüe inglés-español que se gestó gracias a la alianza editorial entre Francisco Zegers Editor (Santiago de Chile) y Art & Text (Melbourne), facilitada por la gene- rosa mediación de Juan Dávila. La publicación de Márgenes e Instituciones cumplió para mí un efecto deseado y liberador a la vez. Lo deseado tenía que ver con consignar en un libro las ra- zones y pasiones que me habían hecho dialogar intensivamente con una secuencia de arte cuyo experimentalismo crítico supo remodelar, con rigor y audacia, la pregunta sobre los límites del arte en un paisaje político-nacional de violencia y represión militares. Y lo liberador se debió a que la publicación internacional de Márgenes e Instituciones cerró el capítulo de mi involucra- miento personal en el diseño y articulación de la Escena de Avanzada, permitiéndome, enton- ces, trasladarme hacia otros territorios. Lo que A. Valdés llama “éxodo” tuvo que ver efectiva- mente en mi caso con un desplazamiento ha- cia la crítica feminista y la crítica cultural. El Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana que organizamos en 1987 (con Diamela Eltit, Carmen Berenguer, Eugenia Brito y Eliana Ortega) fue el detonante de un trabajo más específico sobre crítica literaria y

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