Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

137 Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada suceso de las “acciones de arte” –inmersas en la peligrosidad de la contingencia social y política chilena– no eran compatibles con la reificación de la “obra” como producto finito, definitivo, que se deja apreciar en medio del tiempo calmado, a salvo, de un museo internacional. Ya lo dije, varias de las obras de la Avanzada se desplegaban como un arte en construcción y en situación, es decir, como un arte de trayecto abierto que incorpora la realidad social y políti- ca a su diagrama intersubjetivo. Eran obras que trabajaban con la fugacidad al realizar acciones disruptivas que duraban lo poco y nada que du- raban, ya que su despliegue en la ciudad estaba siempre expuesto a riesgos no controlables. Lo fugaz de estas acciones de arte que alteraban sólo momentáneamente la normalidad represiva del entorno, las hizo recurrir a las tecnologías de la reproducción para prolongar el efecto de lo acontecido en un soporte grabado (fotogra- fía, video) que memorizara sus huellas. Al de- pender de los azarosos flujos del acontecer, sin certeza de permanencia ni de futuro, las obras de la Avanzada encontraron en el registro un vital complemento y suplemento de duración para compensar lo transitorio y accidentado de sus intervenciones pasajeras. Recordemos, ade- más, que las prácticas de la Avanzada se des- plegaban en un país donde la violencia militar practicaba el aniquilamiento de los cuerpos. La supervivencia de las huellas de estas acciones efímeras –gracias al tiempo de prolongación del registro– funcionaba como una medida de res- cate contra el olvido en un país de tachaduras y de obliteración de las marcas. El dispositivo técnico del registro documental les servía a es- tas intervenciones fugaces para que su primer y decisivo “aquí-ahora” no terminara víctima de aquellos operativos de supresión encargados de

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