Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada
116 bilidades muchas veces disgregados que esperan alcanzar forma y sustancia. Lo contemporáneo, el presente como contexto, no sería entonces lo ya realizado bajo la figura desplegada de la ac- tualidad sino lo que está en trance de acontecer en el cruce de las distintas exploraciones analíticas y creativas de lo irrealizado que, subterránea- mente, moviliza alternativas de intervención. Volviendo a tu pregunta por las reescrituras de la Avanzada y su relación con la historici- dad del arte a través de la cadena de retornos, fantasmagorías y neo-simbolizaciones que ha rodeado su escena desde hace tres décadas, ha- bría que mencionar una polémica bastante de- tonante que ha marcado un estado del debate teórico y artístico local.Me refiero a la polémica que se arma inicialmente a partir de dos textos: “El golpe como consumación de la vanguardia” de Willy Thayer 11 y la réplica mía “Lo político y lo crítico en el arte: “¿Quién teme a la neo- vanguardia?” 12 . Quizás la parte más llamativa de esta polémica en torno a la Avanzada haya sido la que nace de la sospecha primeramente enun- ciada por Francisco Brugnoli, luego retomada por P. Oyarzún a cuya formulación W. Thayer le da otra vuelta meta-crítica y que Sergio Vi- llalobos-Ruminott termina resumiendo en esta pregunta extrema: “¿Es la neovanguardia chile- na un efecto inesperado de la facticidad dicta- torial o es, por el contrario, su problematización radical?” 13 . Dicha pregunta se inscribe, a su vez, en una zona más profunda de tensionamientos teóricos y filosóficos en torno al estatuto de la 11 Willy Thayer, El fragmento repetido. Escritos en estado de excepción , Santiago de Chile, Metales Pesados, 2006. 12 Revista de Crítica Cultural , Nº 28, Santiago de Chile, 2004. 13 Sergio Villalobos-Ruminott, “Modernismo y desistencia; arte y política en un contexto neoliberal”, Archivos de filosofía , Nº 6/7, UMCE, Santiago de Chile, 2012, p. 12. Arte, crítica y política. 2013 “En la primera parte de Filtra- ciones , se conversa largamente acerca de la relación entre arte y política durante el período hege- monizado por la Escena de Avanza- da y –en la segunda– se expresa parte de la generación que siguió a la publicación de M&I y que se enfrentó, durante los 90´s , al ava- tar amargo de hacerse un lugar en un campo artístico vigilado por los dogmas conceptuales del período anterior. La generación que parti- cipa de este tercer volumen habla con cierta soltura, quizás con la que es propia de quién ya no se siente obligado a enredar sus cau- sas visuales o teóricas en las impe- rativos del trauma… Curiosamen- te esta nueva generación no se siente obligada a lo mismo, quizás porque Avanzada es una reverbera- ción que les llegó por vía del en- causamiento de los dispositivos de transferencia de la educación artís- tica de las Escuelas de Arte o qui- zá, quién sabe, porque simplemen- te es uno de esos buenos nombres que sobrevuelan distraídamente la historia hasta que llega el día en que se clavan para siempre en una noción célebre y respetada. O quizá (último intento) porque esta generación no mantiene con aque- lla escena la contigüidad fastidiosa que mantenía la anterior. Lo cierto es que la Avanzada tiene aquí un lugar preponderante, con indepen- dencia de que algunos la evoquen con desdén, otros con admiración y otros con desdén y admiración a la vez.” Federico Galende, Conversaciones so- bre el arte en Chile (1960-2000) , San- tiago, Alquimia Ediciones, 2019, pp. 20-21.
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