Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

114 del mensaje que exige el paradigma de la infor- mación. Según creo, el arte es poderoso como arte no cuando actúa comunicativamente al igual que una consigna política, una intervención cultural o un testimonio periodístico sino cuando ex- plora lenguajes aun no modulados ( identidades no finitas , significados entreabiertos ) que dejan en suspenso la finalidad de una representación que se niega a quedar atrapada en el trámite infor- mativo-comunicativo de una decodificación in- mediata de su mensaje 10 . ¿Qué esperar de la relación entre arte y con- temporaneidad? El llamado de lo contemporá- 10 Me gusta este rescate que hace Didi-Huberman de una cita del Deleuze de Deux régimes de fous : “Gilles Deleuze, intentando encontrar la manera de ‘arrancar una imagen a todos los clichés, y volverla contra éstos’, ha dado una pista al referirse a lo que él lla- ma arte de la contra-información : “La contra-información sólo es efec- tiva cuando se convierte en un acto de resistencia. ¿Qué relación existe entre la obra de arte y la información? Ninguna La obra de arte no es un instrumento de comunicación. La obra de arte no tiene nada que hacer con la información. Tiene cierta relación con la información y la comu- nicación en tanto acto de resistencia . ¿Qué misterioso lazo puede existir entre una obra de arte y un acto de resistencia, si los hombres que resisten no tienen ni el tiempo ni, muchas veces, la cultura necesaria para establecer una mínima relación con el arte? No lo sé. No todo acto de resistencia es una obra de arte, aun cuando, en cierto modo, lo sea. No toda obra de arte es un acto de resistencia, y sin embargo, de cierta manera, lo es (…) Una obra resiste, en ese sentido, si sabe ‘dislocar’ la visión, esto es, implicarla como ‘aquello que nos concierne’ y, al mismo tiempo, rectificar el pensamiento mismo, es decir, explicarlo y desplegarlo, explicitarlo o criticarlo, mediante un acto concreto. La imagen exige de nosotros (…) un arte de equilibrista: enfrentar el peligroso espacio de la implicación en el que nos desplazamos con delicadeza, corriendo el riesgo, a cada paso, de caer (en la creencia, en la identificación): mantener el equilibrio utilizando el propio cuerpo como instrumento, ayu- dándose con la vara de la explicación (de la crítica, del análisis, de la comparación, del montaje). Explicación e implicación se contra- dicen, sin lugar a dudas, tal como la rectitud de la vara contradice la improbabilidad del aire. Sin embargo, sólo depende de nosotros utilizarlos conjuntamente, haciendo de cada uno una manera de desplegar lo impensado del otro”. Véase, Georges Didi-Huber- man, “La emoción no dice ‘yo’. Diez fragmentos sobre la libertad estética”, VV.AA. , Alfredo Jaar. La poética de las imágenes , Santiago de Chile, Metales Pesados, 2008, pp. 39-40-43. Arte, crítica y política. 2013

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