Reescrituras y contraescrituras de la escena de avanzada

101 Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada narán lo artístico en la globalidad de un Todo político-social. Esto no se da con las neovan- guardias (a cuya retórica se asimilan más las prácticas chilenas de la Avanzada) porque la politización del arte que persiste en ellas como gesto contra-institucional ocurre en un contex- to latinoamericano e internacional en el que ya han fracasado las premisas utópico-revolu- cionarias del arte militante; un contexto en el que, también, se ha desgastado el fervor épico de lo popular cuya totalización homogénea lle- vaba al artista comprometido, durante los años de la Unidad Popular, a hablar colectivamente en nombre de un “nosotros” (el partido, la clase obrera, la izquierda, América Latina) iluminado por la conciencia revelada de la verdad última de los combates de la historia. En su dimensión neovanguardista, las rupturas de la Avanzada no tuvieron que ver con la promesa de derrocar la dictadura por vía de una “macro-política de la emancipación” sino con aplicar toda la “energía vital” del arte y de la crítica en tratar de reconfi- gurar articulaciones de sentido que, gracias a su insubordinación de las formas y los conceptos, crearan imágenes anti-totalitarias y anti-repre- sivas que ayudaran a quienes se involucraban en ellas a zafarse de las tiranías de lo impuesto por el autoritarismo. Ciertos horizontes utó- picos, los de la vanguardia y de la revolución, tienen en la mira la transformación global del sistema entero mientras que los trazados de la neovanguardia se conciben a sí mismos como discontinuos y entrecortados, ramificados y bi- furcantes en sus intervenciones críticas en zonas fragmentadas. El deseo intensivo de algo nuevo no requiere necesariamente de que se cumplan todas las condiciones (políticas, económicas, sociales) que son llamadas a transformar en el futuro el conjunto de las estructuras de domina- ción. La pulsión crítica del arte explora aquellas “Lo que estuvo a la base de la Es- cena de Avanzada fue un tipo de disenso que halló en la sobreproli- feración de las prácticas artísticas del momento uno de sus modos de expresión o de aparición más altos. No fue enseñándole a la gente a construir su futuro, como la van- guardia anterior, o prodigando ante esa misma gente el trauma a partir del cual no debía afirmarse ni pro- ducirse ya nada, como en el pro- grama de Marchant, sino huyendo todas las promesas o ilusiones tra- zadas que esas prácticas relevadas por NR introdujeron en el espacio de lo común un rediseño tangible. Su punto de partida fue un soporte en expansión que dio a la experi- mentación artística y discursiva el estatuto de una intervención di- recta en lo que Ranciére designó como la distribución general de las maneras de hacer, de pensar y de sentir”. Federico Galende, Vanguardistas, críti- cos y experimentales , Santiago, Meta- les Pesados, 2014, pp. 272-273.

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