Cuerpos de la memoria: sobre los monumentos a Schneider y Allende

56 retrata un nuevo país, en donde las tecnologías de representación no tienen ni lugar ni función social determinante y en el cual las palabras son continuamente convertidas en cosas por medio de las cuales se socializan la fuerza y el poder acelerante del mercado. En este nuevo escenario, el significante que domina y señorea es monetario, financiero y numérico, de manera que los actores sociales que se producen ya no se identifican con sistemas de valores arraigados en la figura del hombre o en la idea de lo humano, sino que organizan su identidad en estrecha relación con los efectos semióticos (no humanos) que emergen de la maquinaria capitalista. Es decir, en las sociedades de economía avanzada, los cuerpos y los órganos sensoriales están anexados a “dispositivos abstractos que conectan flujos: válvulas, llaves, mixers que cortan, mezclan, combinan flujos y acontecimientos”, de acuerdo con Franco Berardi “Bifo” 8 , lo cual tiene como consecuencia directa la formación de identidades parciales y polimorfas. De cierta manera, en la sociedad actual no se gobiernan individuos, sino que lo que se busca es sincronizar y conectar la totalidad de los procesos subjetivos con la totalidad de intercambios maquínicos que articulan los espacios públicos, privados y mixtos (en las redes sociales). En efecto, la implementación del uso masificado de tarjetas de crédito, la proliferación de centros comerciales, el emplazamiento masivo de cajeros automáticos, la creación de barrios médicos, la reestructuración del territorio en polos de desarrollo, etc. hacen evidente que el Chile neoliberal es una plataforma económica y sus habitantes, simples nodos por donde circula el capital. Dentro de esta geografía económica y para una ciudadanía sintagmatizada por datos y oscilaciones estadísticas, los valores que trasmiten la memoria y la historia carecen de toda centralidad. Más aún, yo diría que es su dimensión de sentido la más afectada, al imponerse en el mundo social un régimen de consumo que convierte todos los significados en productos. No es extraño, entonces, que, en la sociedad chilena actual, historia y memoria constituyan mercados de baja intensidad, quiero decir, nichos emergentes institucionales o autogestionados que vienen en apoyo a procesos de industrialización cultural de 8 Berardi, Franco, “Bifo”. El trabajo del alma de la alienación a la autonomía . Cruce Casa Editora, Buenos Aires, Argentina, 2016, p. 139. Mauricio Bravo

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