Cuerpos de la memoria: sobre los monumentos a Schneider y Allende
53 Esta deflación del poder conmemorativo de la escultura en el espacio público no radica en la escultura misma, sino en la crisis y actual debilitamiento de las tecnologías de representación que la modernidad política implementó para organizar y localizar las fuerzas en clases identificables y los cuerpos en campos y territorios específicos. Cabe destacar que tales tecnologías se sustentaban, por una parte, en el uso monumental de la lengua y del lenguaje, en la masificación de la palabra impresa y en la producción de meta relatos ideológicos; y, por otra, en la constante territorialización de las fuerzas colectivas a través del emplazamiento de conjuntos arquitectónicos, monumentos y cuerpos escultóricos abstractos. Palabra y relato, volumen y espacialidad, de este modo, han sido los ejes de articulación esenciales en las formas de gobierno centradas en la figura del Estado. En el contexto nacional, las nociones de territorio, estado nación, pueblo, país, historia etc., tan recurrentes en el discurso y las performativos de Salvador Allende, fueron dispositivos orales y textuales que tuvieron la potencia de dar forma y conectar las voluntades políticas de los individuos, así como de circunscribir estos ensamblajes en geografías definidas y claramente delineables. La gesta de Allende fue posible solo porque el pueblo al cual estaba dirigida participaba activamente (libidinalmente) del verbo de su líder o mentor. La Unidad Popular rubrica esa lengua y ese logos que tramó lo común, ese verbo diseminado y compartido, ese juego de discurso y oratorias masificadas que marcaron el ritmo de la praxis social, pues, como plantea Boris Groys, “solo el comunismo lleva a cabo esa verbalización total del destino humano que abre el espacio para una crítica total”, reflexión que bien puede aplicarse al socialismo revolucionario allendista. 6 Esta situación cambia rotundamente con el golpe militar. La falta de palabras que exhibe el dictador y su junta militar es la manifestación más directa del cierre o clausura parcial, primero, y total, después, de la representación en sus dimensiones simbólicas e imaginarias. Lo que se inicia con 11 de septiembre de 1973, de este modo, es un régimen del silencio, una tecnología biopolítica que tuvo como objetivo principal interrumpir las verbalizaciones que dieron estructura al deseo popular, 6 Groys, Boris, La posdata comunista , 2015, p. 10. Máquinas estéticas, deseo y anamorfosis en la sociedad neoliberal
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