Cuerpos de la memoria: sobre los monumentos a Schneider y Allende
39 de ‘pasado’ (categoría imprecisa) que de historia, que le da mucha importancia a la conmemoración, a la puesta en escena y a todas las técnicas de presentificación más que a la explicación (...)” 12 . El presentismo no es mero “actualismo”, sino que consiste en una concepción del tiempo cuya categoría central es la de acontecimiento, entendido este como un hecho que tiene lugar en el marco de coordenadas de espacio y tiempo, siendo susceptible de representación en sí mismo, más allá de las relaciones narrativas y de causalidad propias de la elaboración historiográfica del pasado. Entonces, en el territorio inconmensurable de procesos de escala inédita, como son el desarrollo de las redes digitales planetarias y la globalización de la economía financiera, no se produce necesariamente el agotamiento de la memoria, sino más bien su transformación. Lo “memorable” quedaría ahora adscrito a acontecimientos que se recortan sobre sí mismos, y en referencia directa al conflicto de emociones y afectividades que desde el presente intencionan su remembranza. Si el monumento pareciera tornarse “irrelevante” en el presente, ello no se debe a su filiación con una extemporánea imagen supuestamente grandilocuente y consagratoria del pasado, sino que se trata de la irrelevancia de lo memorable mismo. Los hechos del pasado y sus protagonistas –grandes y anónimos en los libros de historia– circulan entre, por una parte, aquello que ha llegado paulatinamente a parecernos demasiado distante, hundiéndose en el olvido y, por otra parte, las ganas cruzadas de actualidad, donde el pasado parece todavía disponible para levantar banderas y animar consignas. Ahora bien, el monumento, desde su silencio matérico, es extraño a ambas temporalidades. En nuestra reflexión acerca del modo en que el presente se relaciona hoy con el pasado y el lugar que el monumento tiene allí, existiría otra posibilidad. Lo fundamental no sería sin más la crisis de la historia, sino el agotamiento de un supuesto curso lineal del tiempo que ha sido su matriz moderna predominante. Lo que sucedería entonces es que los pasados se multiplican, al modo de distintas mesetas , temporalidades que se superponen densificando de pasado el presente. Recurro aquí, por cierto, del concepto elaborado por Gilles Deleuze y Félix Guattari, quienes a su vez lo tomaron 12 Hartog, François, Creer en la historia , Santiago de Chile, Ediciones Universidad Finis Terrae, 2014, pp. 111-112. Monumentos a Schneider y a Allende: hitos en la tempestad del tiempo
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