Cuerpos de la memoria: sobre los monumentos a Schneider y Allende
33 6 Brugnoli, Francisco, “Ortúzar: Un descalce”, en: Santiago de Chile, Revista APECH 2: pp. 11-12; citado por Maulén en: ibíd., p. 43. 7 Artículo 3 del documento citado, p. 2. Monumentos a Schneider y a Allende: hitos en la tempestad del tiempo Es decir, la estructura y disposición de la obra, con relación al espacio entorno, implican no sólo la mirada sino también la movilidad del espectador , la condición de transeúnte de éste. Francisco Brugnoli subraya el concepto de tensión como un factor que es esencial a este monumento: “símbolo de una tensión estructura-militar/ poder-democrático, cuestión que habilita desplazamientos en otras oposiciones estático-dinámicas, o de luz-oscuridad, abriéndose así la estructura al espacio de la interpretación” 6 . Ahora bien, en acuerdo a lo que vengo señalando, no sólo la interpretación de la obra permanece abierta, sino también el espacio des-jerarquizado que se organiza a partir de esta, pues no existiría ningún lugar privilegiado para la “contemplación” de este monumento. Se trata, en suma, de una obra que no se deja simplemente contemplar . El monumento a Schneider dirige un mensaje hacia el futuro , fue pensado con el propósito de generar una memoria para las generaciones venideras, de aquí que se haya señalado en las bases del concurso: “se tendrá especialmente en cuenta la fácil conservación y el enriquecimiento del material por la acción del tiempo” 7 . En el presente, esas dos láminas proyectadas hacia el cielo se confrontan con el olvido que caracteriza un tiempo de bullicio que parece carecer tanto de pasado como de futuro. Cabe conjeturar que acaso sea precisamente su todavía imponente cuerpo monumentario lo que en más de un sentido da testimonio de ese deber de memoria, de la memoria como deuda. El monumento a Salvador Allende, inaugurado el 26 de junio del 2000, erigido en la Plaza de la Constitución, en el corazón del centro cívico de Santiago, se diferencia en varios aspectos del monumento a Schneider. En primer lugar, estamos ante una obra figurativa, en la que se ha querido “retratar” a la persona de Allende. En segundo lugar, se trata aquí de significar un pasado no resuelto, antes que proyectar una memoria al futuro. El monumento a Allende marca una posición en el presente, nace destinado a visibilizar un pasado cuya condición esencialmente conflictiva parece a la vez como dispuesta en sordina. En tercer lugar, el desarrollo de este proyecto fue
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