Cuerpos de la memoria: sobre los monumentos a Schneider y Allende
28 propias condiciones históricas de posibilidad, pero sin confundirse con las consignas, discursos y ánimos bajo los cuales esos muertos encontraron en el pasado sus triunfos y sus derrotas. Cierta memoria del dolor, en cambio, se resiste a cerrar ese tiempo sobre sí. Si cuando se intenta comprender el pasado de lo que se trata es de encontrar el sentido de las luchas pretéritas, entonces puede suceder que sean precisamente las condiciones concretas en las que tantos seres humanos encontraron la muerte lo que resiste la inteligencia del sentido. Lo que pienso como la pregunta fundamental de la historia: ¿cómo fue que el tiempo que ahora vivimos se hizo lugar en el pasado? ¿Cómo fue que nuestro presente comenzó a ser en una tierra que hoy reconocemos atiborrada de muertos? La historia que llega hasta el presente no es sólo un curso de sentido, pues las proclamas y discursos que hacen sujeto, los programas ideológicos de acción, las retóricas del poder en ejercicio, etc., están esquirladas por la facticidad de condiciones que son ciegas al logos . Hay en esas vidas pasadas y sobre todo en sus muertes una especie de materialidad que es refractaria al sentido, una región de intemperie que no ingresa en el curso de la historia. Así es como se va constituyendo el asunto de la memoria. Y en el afán por “hacerse cargo” de la demanda que viene desde esa catástrofe -silenciada por el mercado de una transacción generalizada-, la memoria “sabe” pendiente la redención de los muertos; una deuda que no se puede saldar con un pasado que, por lo mismo, no es posible cerrar. En el marco de esta cuestión, ¿qué memoria es la que hoy toma cuerpo en los monumentos? Entre la muerte de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y la inauguración en junio de 2000 del monumento emplazado en su nombre en la Plaza de la Constitución ocurrió en Chile la dictadura de Pinochet y, posteriormente, el proceso de transición hacia la democracia. En el comienzo de este largo período de la historia de Chile encontramos, pues, un tiempo de lucha por la hegemonía política que se radicaliza durante el gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende, donde la producción de un sujeto político para la completa transformación por venir era lo fundamental. Luego vino la catástrofe social y humana que significó la dictadura Sergio Rojas
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