Escultura y contingencia 1959-1973
51 Escultura y Contingencia Por su parte, Víctor Hugo Núñez exponía por primera vez en la Sala Univer- sitaria, ubicada en la Casa Central de la Universidad de Chile. Se propuso generar lo que llamo una “atmósfera plástica”. Para ello, “cortó” la Alameda de un extremo a otro con una franja negra pintada que salía por la muralla de la Universidad. Lo acompañó con dibujos de siluetas blancas en el suelo, que representaban el luto por la represión en contra de los obreros en el norte de Chile. La obra se fundía en el espacio como un laberinto de volúmenes y ges- tos, experiencias momentáneas donde el espectador, otra vez, era sujeto activo. La escultura en ambos casos es en sí misma un espacio reflexivo de experimen- tación del “acontecimiento”. Como común denominador, pudimos constatar que existía una resistencia frente a los circuitos comerciales del arte. La materialidad y su perdurabilidad está sujeta al tiempo y éste, a su vez, es un determinante para el valor que adquiere la obra. La escultura en su tránsito hacia la instalación nos habla de esta reflexión en torno a la experiencia como fin, y al testimonio como imagen fotográfica “Una gran escultura a escala humana, una escenografía donde se improvi- saron piezas de ballet; un lugar donde se proyectaban diapositivas o pelí- culas; un siniestro auditorio en el que se escuchaban el enfermizo reventar de balas y bombas o sólo sonidos de alguna obra musical. Sobre el suelo había siluetas de cuerpos humanos que ya no existían, en los fuselajes destruidos ni una partícula de vida. Tratamos de integrar al espectador a un mundo maldito en que era objeto, junto a la destrucción, como sujeto pensante al margen de ella” 12 . 12 Ibíd. Pág. 27. Fue una obra trabajada a partir de una imagen que había sido usada por el artista años antes, teniendo como temática la destrucción y la muerte producto de la guerra, descrita por el propio Félix Maruenda:
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