Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
Estéticas de la Intemperie 68 natural. Sin duda en una metrópolis tornada naturaleza y exceso, como en las actuales, la dimensión del cuerpo también se verá profundamente modificada. En estas circunstancias, pareciera más adecuado hablar de un habitar trágico allí donde, precisamente, la solidez de la subjetividad laboral comienza a ceder ante el turbulento trance cotidiano de la urbe actual. Ahora bien, ¿Por qué habría de calificarla de trágico? En su célebre Nacimiento de la tragedia , Nietzsche, nos proporciona una bella metáfora para definir el asunto. He aquí, en primer lugar, la figura del habitar clásico: ‘Como sobre el mar embravecido que ilimitado por todos lados levanta y abate rugiendo montañas de olas, un navegante está en una barca, confinado en la débil embarcación; así está tranquilo, en medio de un mundo de tormento, el hombre individual, apoyado y confinado en el principium individuationis’ 2 . Mientras el habitar clásico implica un acto de delimitación que hace emerger el orden en medio de la caoticidad natural, el drama trágico griego viene a ser el dispositivo por el cual los fines humanos se suspenden para que pueda comparecer, en medio de la escena, el exceso dionisíaco que borra toda la individualidad de los seres. Ello explicaría la figuración concéntrica del teatro que se repliega sobre sí dejando afuera la racionalidad de los fines humanos y que viene a replicar la disposición del coro ante la escena: ‘El coro trágico es el fenómeno dramático primordial: verse uno trasformado así mismo delante de sí, y actuar uno como si realmente hubiese penetrado en otro cuerpo, en otro carácter’. 3 Pues bien, la ciudad contemporánea adquiere la figuración del drama trágico, pero no precisamente por la suspensión de los fines utilitarios, sino por la intensificación extrema de los mismos. La colonización racional de la existencia expandida hasta fagocitar todo exterior, ha hecho mutar a la racionalidad instrumental en desvarío y descontrol, allí donde la razón tecno-económica retrocede ante las tormentas del mercado. 2 Nietzsche; Friedrich;“El nacimiento de la tragedia”; Alianza Editorial, Madrid 2000, pág. 44 3 Ibíd. pág. 86
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