Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
Estéticas de la Intemperie 64 que la arquitectura y el urbanismo moderno conciben como soporte para el diseñar, no se reduce únicamente a la figura ilustrada del ciudadano pleno en sus derechos sino, sobre todo, en una específica modulación de las facultades corporales de aquel. Precisamente, para un territorio planificado hasta en sus más mínimos detalles bajo el más estricto plegamiento de la forma a la función como lo es la ciudad moderna, se requiere contar con un sujeto integrado sensorialmente y habilitado para un eficiente desempeño instrumental de su ambiente. Tales son las ventajas que tanto la sinestesia como la ergonomía otorgan a la constitución de una subjetividad urbana, cuyo horizonte es la conformación de una corporalidad eminentemente laboral. De hecho, el trabajador es la figura privilegiada por la arquitectura moderna, pero su semblante, lejos de ser concebido como mera categoría económica, es para el siglo XX la más convincente esencia de lo humano. No es fortuito que las definiciones ontológicas de lo cotidiano desde Lukács hasta Heidegger siempre hayan favorecido el carácter laboral-instrumental del habitar. Desde estas definiciones, el trabajador, más que un modelo construido bajo puro disciplinamiento, es una figura a liberar política y estéticamente desde el fondo de la existencia común, para ser situado, finalmente, como héroe indiscutido de la ciudad moderna. A este respecto podemos reconocer al menos tres instancias características del diseño moderno, cuyas intenciones giraron en torno a la idea de liberar el núcleo laboral de la subjetividad, siendo la corporalidad el lugar de dicha emancipación. La primera de ellas la proporciona la gramática formal de Kandinsky, quien posibilitó no sólo la integración lingüística entre los campos disciplinarios de las artes visuales en la base formativa de los diseñadores, sino que pretendió instaurar el marco mínimo a través del cual es posible destilar la comunicación entre los sentidos humanos. El horizonte de esta gramática no era solamente el conseguir el diseño de objetos sinestésicamente agenciados, además pretendía la emergencia de una sensorialidad integrada en el propio acto del consumo utilitario del entorno objetual. De este modo,
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