Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

61 José Solís Entre carne y piedra. Notas para una condición postsomática de la ciudad contemporánea. No es una colección de órganos, ni tampoco una mera anatomía apremiada por la desventura meteorológica. La imagen del Adán de Vitruvio, primer tratadista de la arquitectura occidental, sabiamente reconstruida por Filarete en el 1490, nos ofrece, principalmente, una humanidad atormentada. Cuando decimos humanidad , hemos de referirnos, sobre todo, a cierta interioridad abismal que no comulga de buena gana con el entorno al cual parece estar indeclinablemente arrojada. Por su propio empuje, dicha profundidad interior, por cierto enigmática, es la que decide impostar el cuerpo mediante el simple gesto de la autoprotección. Sin embargo, los brazos sobre la cabeza no indicarían tanto una mera reactividad depositada en el ademán de la desesperación, sino más bien el trazado de una delgada línea que debe separar a una naturaleza caótica e indómita de los lindes de aquella interioridad humana. Ésta ha sido, precisamente, la principal autora de dicho límite incitando a modelar el gesto, interioridad fundante que bien podría denominarse voluntad . Pues bien, el arco que los brazos trazan alrededor de la cabeza, lejos de ser un mecanismo pulsional de sobrevivencia, constituye el primer acto técnico de la voluntad, esto es, la producción de una cobertura que acoge el lugar de lo humano o, mejor aún, convierte al propio cuerpo en el protector y lo protegido, haciendo de aquél el lugar primordial de una voluntad de habitar . No es casual que esta imagen del Adán atormentado, que bajo la impostación técnica de sus brazos protectores separan su interioridad de la intemperie, se haya finalmente desplazado a la materialidad mínima por medio de la cual la tradición de la arquitectura ha ficcionado su propio origen. En efecto, la denominada cabaña primitiva de Vitruvio, cuyas primeras ilustraciones también datan de Filarete, no es sino la mimesis de aquella primera gesticulación corporal, no tanto por que pretenden replicar la acción de la cobertura, sino porque, sobre todo, se erige bajo la firme convicción de

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