Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

Estéticas de la Intemperie 56 23 Entre los variados archivos del margen delictual que han cubierto a Santiago de sorpresa y misterio se encuentran los sucesos del descuartizado, el asesinato de Rodrigo Anfruns, las violaciones de Jaime Carter en Las Condes entre 1987-88; la figura desconcertante de Ema Pinto; el salteador del Cerro San Cristóbal Fernando Santander y otros cuyo prontuario los convirtió en objeto especulativo del discurso urbano respecto a la voluntad confusa del daño. planos que sólo dura el tiempo del acontecimiento narrado sin que la fugacidad del relato deje huellas de experiencia. La comunicación propone un doble juego de crisis y enmienda: de un lado, construye la extensión y ubicuidad de lo urbano cosiendo, en una generalidad fingida, pedazos de orden, sentido y placer que dan forma a la utopía de la ubicación instantánea y pareja de los flujos globalizados y, de otro, recorta la ciudad clasificándola de acuerdo al canon del estigma y de la exclusión, discriminando los cuerpos que se salen del libreto publicitario de la euforia comunicacional. La ciudad de Santiago padece los efectos de una telecomunicatividad que subsume su desintegración en las redes, como si los circuitos y los cables - por medio de la conexión incansable- pudieran ayudar a disolver el malestar. Habiendo sido lo público casi enteramente reducido a consigna mediática, es difícil saber cuál es hoy el vínculo que une política y ciudad. ¿Dónde se colocan las zonas intersticiales que permiten reconocer las diferencias sociales no consumidas por la mediatización de las hablas? La ciudad, en todo caso, jamás agotada por la virtualidad de las escenas, retorna periódicamente a las historias de impureza y sangre que la crónica policial activa para recrear lo monstruoso y su infracción 23 . Los temores urbanos reproducen el mito de lo siniestro y lo raro a fin de desnaturalizar al criminal y dejarlo fuera de toda compasión moral. Los sujetos proclives a este tratamiento comunicacional y público son aquellos con un modus operandi delictivo transfigurado en perversión, sadomasoquismo y descomposición psíquica. El caso de los sicópatas de Maipú –que en el año 1995 conmocionó a Santiago con la belicosidad de lo desviado- permitió la conexión oscura entre una geografía del terror y el pánico sexual. Diez adolescentes fueron secuestradas en los contornos familiares de Maipú, los delincuentes, un hombre y una mujer, drogaban y violaban a las jóvenes quienes eran filmadas para complacer los gustos exóticos de clientes europeos ansiosos de

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