Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
Estéticas de la Intemperie 42 que decora la plaza de la Constitución recurre al gesto ecuménico de las esculturas oficiales para, liberados de ideología, confirmar la misma política de los acuerdos y los consensos que se diseña desde el interior del Palacio. Conmemoraciones decorativas No sólo en el afán de la ciudad por urbanizar su economía se grafica el deseo de unirse a la temporalidad y el despegue, también (y así lo creemos) se expresa en las formas ornamentales de lo moderno que delatan una estética del presente y la exhibición. Como ha señalado Nelly Richard, hay un recurso a la monumentalidad en el caso de obras conmemorativas de personajes y acontecimientos fundacionales, cuya grandiosidad muralista compromete una representación colectiva de la historia. El tamaño físico pareciera ser una voluntad de copamiento, de inundación de la mirada para que ella se consuele con el aura oficial. Tal como ocurre con el emblemático mural de Mario Toral en la estación de metro Universidad de Chile (un mural de 1.200 metros cuadrados que le fue encargado al artista por la Corporación Cultural de Providencia, la empresa Metro y el Banco de Santiago, en un vistoso pacto artístico-empresarial): ‘las sedimentaciones del gusto oficial que prevalecen en ellas retratan la historia y la nacionalidad desde la narrativa estereotipada de un himno americanista del Encuentro y la Conquista que oculta sordas tachaduras históricas’ 9 . 9 Según S. Accatino, el mural de M. Toral “incorpora al oficialismo movimientos sociales que lo exceden”, “reemplazando el debate sobre la marginación y el olvido de los grupos minoritarios por un argumento que todos los chilenos aprueban, reconocen: el maltrato, el daño, el genocidio de unas razas, hasta finales del siglo pasado, en Chile. Se sustituye en él la urgencia de los problemas económicos surgidos a partir de la propiedad de las tierras y los que atañen al colonialismo cultural, por un lugar común de la historia nacional. Esta sustitución... supone que el exterminio ya pasó y no tiene solución alguna (el indio es entonces un personaje mítico, lapidado en el pasado) o que el encargo del mural es la celebración de una reconciliación”. Sandra Accatino,“Monumentos, museos conmemorativos, imágenes vaciadas de representaciones de la historia” en Revista de Crítica Cultural N°19 sobre“Ciudad, arte y política”, Noviembre 1999, Santiago. P. 49.
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