Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

41 El Palacio de la Moneda Si algo ilumina a Santiago es la fuerza material de la autoridad, la presencia constante de una jerarquía racional que prefigura el emplazamiento de las cosas y le asigna techo y valor a los individuos. El Palacio de La Moneda consagra ese propósito regulador en la duplicidad de su función: por una parte, resguarda los secretos de estado y, por otra, manifiesta la publicidad del poder. Su dinámica de los roles lo lleva, en ciertos períodos, a ser un laberinto de decisiones y, en otros, un centro cívico de visitas escolares. De este modo se cierra y se abre a lo social jugando con la censura y las relaciones públicas: lo que se calla por razones de estado se muestra como ornamento de las decencias gubernamentales: ‘Pocas capitales del mundo –escribe Carlos Franz- identifican de un modo más desvergonzado, en el principal de su hitos urbanos, la identidad entre dinero y poder, como lo hace Santiago. En ningún otro lugar, seguramente, el gobierno se ejerce desde un edificio cuyo nombre ‘La Moneda’, evoca la obsesiva preocupación de sus ciudadanos, el bolsillo, la bolsa’ 6 . Museo de la política y estructura de la contingencia 7 , La Moneda disimula el precio de su perduración en la máscara del patrimonio arquitectónico; se presenta como la historia institucional de una nación amable y democrática que -a través de su existencia pública- renueva la ilusión de ciudadanía, queriendo hacer olvidar que es refugio de las impunidades misteriosas que han cortado la ciudad en pedazos. Originalmente 8 proyectada para guardar tesoros y acuñar monedas, hoy es la habitación de un modelo político detenido en la simple –eficaz- administración del presente y obsesionado con la fortuna venidera del desarrollo tecnológico. La remodelación y el reciente blanqueo de sus paredes confirma esta mirada confiada en el futuro, que se vale del recurso neutro al presente (el blanco como limpio instrumento de la borradura) para quitarle sustancia y conflictos al pasado. La estatuaria plural de los presidentes de la segunda mitad del siglo veinte Carlos Ossa 6,7,8 Carlos Franz: La muralla enterrada , Editorial Planeta, Bogotá, 2001. Pág. 61.

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