Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
Estéticas de la Intemperie 38 el Chelentaro y la Tía Tute , dos vagabundos unidos por el amor inconstante y los celos alcohólicos, que habitaban la Plaza Yungay. Durante el año 2008 y en el marco de los programas bicentenario, Televisión Nacional de Chile, difundió un espacio destinado a elegir a los principales héroes nacionales. La votación final se inclinó por un sacerdote, un político y un militar. Lo curioso es que los tres elegidos son figuras martiriológicas y, en cierto sentido, fracasadas respecto al eje histórico en el que se sitúan. El padre Hurtado no logró jamás crear ese compromiso cristiano con el pobre que tanto predicaba a las elites; Salvador Allende, murió sin configurar un proyecto de izquierda significativo capaz de enfrentar la reestructuración autoritaria del capitalismo. Arturo Prat, un abogado despreciado por no ser militar de carrera, sólo alcanzó el reconocimiento de los hombres de armas cuando se inmoló en la Guerra del Pacífico. Economías obsesivas La racionalización productiva orienta las funciones de la ciudad y las hace calzar con una arquitectura taylorista destinada a incrementar las transacciones, minimizar la espera, garantizar la circulación y optimizar el intercambio. Grandes estructuras bancarias, de fondos de pensiones, de salud privada, de telecomunicaciones oficinizan el espacio y lo interconectan con la tecnología de punta para mantener en pantalla a proveedores y clientes. Una estética corporativista de diseño neutral fatiga cualquier inclemencia y le da el tono preciso a una edad especulativa donde interesa la máxima rentabilidad, lo cuantitativo y lo numerario. Aunque no son los únicos ni los mayoritarios, estos ambientes de trabajo han impuesto un esquema, una continuidad vicaria que reproduce su anhelo de obligación y certeza en los malls, los locales de comida rápida, las consultas profesionales, las tiendas de video, los home-center, etc. Así se consuma una visualidad neoliberal que aprisiona las formas, que subordina olores y colores a la racionalidad tecnificada de lo
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