Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

Estéticas de la Intemperie 280 secuencia de momentos congelados en una fracción de segundo, son los disparos del cazador buscando fijar la extrañeza de una escena, pero materializa con ello el encuentro que se persigue como una baba del diablo , donde cada una de las imágenes que produce el acto fotográfico, es significante de una escena posiblemente oscura que la propia secuencia, como ejercicio ensayístico, revela finalmente en su significado. Las posibilidad de un descubrimiento , por cierto que no se dan espontáneamente, no son los hechos externos por si mismos, sino la atención sostenida, despierta, lúcida o que simplemente deberíamos considerar desvelada o insomne, porque el encuentro o la sincronía que se nos señala es como un destello, como una iluminación, como un dibujo que aparece, pero frente a la que debemos estar alerta. No es por nada que Roland Barthes a su último y definitivo libro acerca de la fotografía lo denominó: La chambre claire, cuyo título más allá del punctum y el studium de su método es La cámara lúcida, que se refiere en rigor a uno de lo tantos aparatos o dispositivos para dibujar que ya existían en el Renacimiento, pero que tomó ese nombre de una de sus versiones, que trabaja con una imagen virtual y fue perfeccionada o inventada a principios del siglo diecinueve. Al respecto son muy conocidos los cuatro grabados de Durero que muestran esas máquinas , construidas para dibujar la figura humana o los objetos, o la perspectiva con la veracidad de su apariencia, también aparece entre los grabados de La Enciclopedia de Diderot y D’ Alembert. Los recursos del método: desvío, detención, devolución y bisagra Si la experiencia de la calle como viaje es parte de los procesos de Francisco, deberíamos precisar el método con otros procedimientos similares o equivalentes como son el pequeño viaje , denominación instalada por el historiador, profesor, narrador y carpintero Gustavo Boldrini como método de conocimiento o de exploración del mundo, o la tan conocida figura del flaneur benjaminiano que llevó al filósofo a su obra más ambiciosa, la de los pasajes. Pero Sanfuentes también integra en sus procedimientos al desvío, definiéndolo como esa vuelta inesperada en la esquina donde no se debía doblar, caminando en su recorrido, como si

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