Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

247 de lo ya visto . Como si fuera preciso atravesar la geometría arquitectónica de calles, edificios y cuerpos, exacerbando el juego de su ley hasta el absurdo, como en Nómades a las puertas de la ciudad 17 : Quiso ordenarlos a todos como veleta desbocada de la alcaldía. Se movió trazando un amplio círculo antes de que pudieran coincidir los ejes, como si fuesen listones en bruto de una casa a medio construir. Amarró piezas y vigas de madera, alineó los balancines hacia un solo lado e ideó un complejo sistema para verlo equilibrado con cada uno, como si fueran pesos de arena./ Pensó en el interior habitable de una cámara de madera, de un reloj de pared./ Ellos condescendieron a representar su rol de apretar brazos y piernas al cuerpo, a plegar su humanidad. Jugaron a ser piezas de un engranaje negro y enrevesado (...) . Y sólo allí, en la fatiga de los materiales todos, se pudieran entrever grietas, conexiones y posibles líneas de fuga: Entre los edificios más brutales de Huérfanos cae de la rasgadura en cada arista polvo gris limado por el roce de los abrigos. (...) Hay planos abiertos, sueltos, amarrándose entre ellos, acercándose unos a otros, dudando si unirse por los bordes en ángulos sorpresivos . Si por momentos estos planos intercambian su trama, y un tejido levanta, imperceptible, una edificación ( Supongamos que la vida es un par de rayas paralelas que ascienden verticalmente. Rematan en dos espirales simétricas que abren hacia los costados, como sería el bosquejo abstracto de una columna griega de capitel jónico o dos clavijeros de violín puestos frente a frente. Una de las líneas, la de la izquierda, transcurre sin novedad alguna desde el nacimiento, por el fuste de la columna junto a las demás vidas. Luego comienza a desgajarse cada vez más rápido en el crucial momento en que, en posesión de una madeja de lana y dos palillos, una persona se aboca a la tarea de tejer un tejido ), y las calles, a su vez, devienen una urdimbre ( se vuelve, descose el camino hecho, corre ahora enrollando los hilos regados por los palillos del paraguas hacia el codo de la esquina y el filo Guadalupe Santa Cruz 17 Ojo de pez , op.cit.

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