Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
Estéticas de la Intemperie 244 10 Nicole Brossard. Sold-out (étreinte/illustration), Éditions du jour, Montreal, 1973. A esta imagen, a este maquillaje asimétrico, quisiera entonces sumar otras lecturas, otras miradas, digamos, en que son autoras que habitan y hablan la intemperie. No es extraño que se me impongan algunas escritoras del Quebec, sus textos transpiran una particular intimidad con la ciudad, que se escribe en ríos de tinta, alianza de palabras, aleación de santos y señas 10 . Voy a leer parte del torrente que provocan las calles, las calles acontecidas tal como las escribe Nicole Brossard, haciendo entrechocar cuerpos e historia en un tiempo literario: ROJO-EXIT puntos cardinales centinelas (...) Problemática de lo pelirrojo reproduciendo sin cesar bajo aquel aspecto de cabellos teñidos el curso de los años (es decir las calles, sus nombres históricos británicos de victoria y de derrota, sus nombres franceses de ultramar), la imitación de la excelencia, la imitación a secas que se fragua un lugar en lengua ficticia. (...) La noche quebequesa (así recordada por testarudez para que todo sea apaciguador casi verídico a fuerza de hechizo) vivida a la intemperie bajo los neones rojo pekín del viejo montreal. Noche caliente maleable, noche plástica, así llamada para jactarse. Relumbrante de letras que imantan. Circunscrita, alucinógena ritmada noche de la materia blanda y dócil sobre la cual tenderse y no soñar de universo halo nocturno denso alrededor del centro de atracción donde morir sería algo más que un efecto del azar (...) en el piso del edificio de la Sun Life el building más alto de todos. Mil novecientos cuarenta y uno en la escritura de las secretarias empleadas expertas en la fabricación de letras suntuosas, opulentas por la curva prolongada de las f y de las d desvíos sucesivos f magníficas. ESCRIBAS . Ciudad vuelta escritura – de pie y mirando la palabra río – en que todos los materiales son arrastrados hacia la destemplanza de los signos, trocando su sentido entre superficies heterogéneas: (...) la pavorosa cifra de seres dibujados en la retina, que se distinguen a veces, que casi siempre se confunden con la realidad de montrealeses vertiendo uno por uno su doble sobre la superficie reverberante del papel espejo que los engloba a todos en una ojeada en una prosa hecha de resistencia y de abandono (...) Estar en peligro al borde de. De sí devastando la página . En este paisaje des-atado, ni nombres fijos para los
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