Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

243 el escenario: sillas y mesas mutan de lugar, como en una imagen cubista, en todas direcciones. El escenario se vuelve escena, convertido en una sola mesa larga, teatral (encogida y vasta a la vez), que desbanca a la ciudad, que suprime ese espacio y su tiempo, para inscribirlos. El recuerdo es de una cabalgata por, sobre la ciudad. Como si el techo del boliche –al igual que en la letra de Blanca palidez 6 – se hubiese volado, y, en la misma imagen alucinada, el espacio físico se sostuviera únicamente sobre la bandeja del mozo , aquí inexistente. Pero, por permanecer fiel a los humores que arrastran las calles, quisiera traer algo cortante a esta discusión, subrayar una ausencia que no es azarosa en la intemperie. Las calles, las ciudades literarias en que vivimos han sido en parte levantadas por un corpus de grandes obras: Tres tristes tigres de Cabrera Infante, Trópico de Capricornio de Henry Miller, El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell, Rayuela de Cortázar, por nombrar algunas. En ellas, en esas calles digo, también han sido creados nombres de mujeres que las habitan ( Y se alejó por la calle, por todas las calles de París , escribe Juan Emar de Chuchezuma ) 7 . Ni Justine, ni Nadja (cuya descripción –un ojo maquillado y el otro no– es la imagen que ha quedado más fuertemente grabada en mi lectura), ni la Maga , nombran esos recorridos, escriben el nombre de las ciudades que levantan esas novelas. Hay una falta de azar en la intemperie que escriben esas obras. Como si la intemperie pudiera ser confundida precisamente con ese lugar de mujer, y la ausencia de autoría –creación mutua y efímera de la ciudad y los cuerpos– provocara el acosamiento a la imagen de una mujer. Hay una repetición cuya matriz algunas críticas 8 creen reconocer en una de las Ciudades invisibles de Ítalo Calvino, Zobeida. Allí, hombres de naciones diversas tuvieron el mismo sueño , una mujer que corre de noche en una ciudad desconocida, a la que persiguen, perdiéndola, para luego buscar la ciudad del sueño 9 sin encontrar a esta mujer –imagen de mujer–, pero encontrándose ellos, los hombres, entre sí. 6 Procol Harum. A Whiter Shade Of Pale. 7 Juan Emar. Diez, (1937), Tajamar Editores, Santiago, 2006. 8 Teresa De Lauretis. Alicia ya no/ Feminismo, Semiótica, Cine, Cátedra, 1992. 9 Ítalo Calvino. Las ciudades invisibles, Minotauro, Barcelona, 1990. Guadalupe Santa Cruz

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