Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
231 nada natural en el hombre. El hombre es una criatura que debe siempre, en cada caso, inventar su lugar, y lo hace conforme a la manera en que implícitamente se define a sí mismo. Entonces la relación del hombre con la acción transformadora de habitar consistiría siempre en la necesidad de ensayar nuevos modos , en un proceso dialéctico de territorialización y desterritorialización. En los años 60’ los movimientos de contra cultura, denominados underground, se caracterizan por buscar la liberación del individuo , y por lo tanto podemos reconocer en sus expresiones un fuerte componente estético 7 . Esto se traducirá en la exploración de nuevas posibilidades de la experiencia, antes que en un proyecto de transformación de la realidad social a gran escala. A diferencia de esto, podría decirse que hoy los movimientos y prácticas urbanas insurgentes, comportan más bien articulaciones colectivas del malestar, y de allí una nueva dimensión política, que no se propone sólo a nivel de expresión (estética), sino que plantea procesos de construcción de subjetividad colectivas. Es aquí en donde la dimensión finita del habitar surge como fundamental (en los sin casa, pero también en relación a los temas de ecología y medioambiente, racismo, minorías, etc.). Pienso que las relaciones de sintonía múltiple -que tienen lugar en las movilizaciones- entre las distintas singularidades individuales , constituyen el núcleo de estos movimientos, lo cual implica considerar que dicha sintonía múltiple es el sentido mismo de estas prácticas, y no un simple recurso político , me refiero a que no tiene un sentido meramente instrumental. El arte no se propondría entonces rescatar o hacer emerger el proceso respecto de su resultado representacional, sino que más bien se trata de entrar en relación material con las redes: ‘ya no existe la primacía del proceso de trabajo sobre los modos de materialización de ese trabajo (lo opuesto al process art y el arte conceptual, que tendían al fetichismo del proceso mental en contra del objeto). Sergio Rojas 7 ‘Es este yo el que está en la base de experiencias concretas como las de los Yippies, de los Motherfuckers, de los White Panthers, todas ellas ardorosas, apocalípticas, frenéticas, en su mezcla de exhibicionismo, anarquismo, psicodelismo, hermanos Marx, dadaísmo, comics: el yo estallando programáticamente en la búsqueda de la creatividad vital, cotidiana, política’. Mario Maffi: La cultura underground , Anagrama, Barcelona, 1972, Tomo I, p. 54.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=