Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

23 ‘Lo que se ofrece al género humano en las teofanías no es una esencialidad completamente irreconocible e irrepresentable, que se limita a conmover el alma que ha vuelto la espalda al mundo, sino el mundo mismo en forma divina’. 12 En este sentido no podemos olvidar que Nix es una de las divinidades primordiales en Grecia 13 . Se emparenta directamente con Khaos (es su hija). Esta última es una divinidad de una condición difícilmente caracterizable para nosotros, incluyendo el que sea neutra, no sexuada. Vernant la describe a partir del carácter de abertura: ‘Es un vacío, un vacío negro en el que nada se puede distinguir. Espacio de caída, de vértigo y desconcierto, sin límites, insondable. Abarcador como una inmensa boca que todo lo engulle en una misma noche indistinta. Pues bien, en el principio no hay sino esta Abertura, este abismo ciego, nocturno, ilimitado’. 14 Nix es hermana de Érebo , la oscuridad total que Khaos conlleva en sí mismo. Se diferencia de la 1ª en que la Noche atrae al día, mientras el 2º lo rechaza plenamente. Nix pare a Hemera (la luz del día) y Éter (la luz celestial). Siguiendo a Vernant, se puede señalar que estas cuatro divinidades representan polos fundamentales entre el día y la noche, la luz impoluta y la oscuridad pura. Los límites extremos entre la profundidad absoluta del Tártaro , donde las tinieblas son restos temidos del estado original de Khaos , mientras hacia arriba implican el orden que los Olímpicos , con Zeus a la cabeza representan, en una luminosidad permanente. Si nos detenemos en las hijas e hijos de Nix se nos revela aún mejor la asociación terrible que se relaciona a la nocturnidad. 12 Otto, Walter F. Dioniso. Ediciones Siruela. España, 2006. Pág. 32. 13 Hesíodo. Obras y Fragmentos. Ed. Gredos. España, 2000. Teogonía 117-127. 14 Vernant, J.P. Érase una Vez... El Universo, los Dioses, los Hombres. FCE. Argentina, 2003. Pág. 15. Mario Sobarzo

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