Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público
121 Pablo Rivera Nosotros los de ayer ya no somos los mismos. Los 18 metros cuadrados de casucha, básica y ordinaria, de materialidad bruta y piso de tierra que constituyen la mediagua, son para mí un síntoma de la inercia de nuestra identidad histórica. Un catalizador, un puente entre los 70’s y la contemporaneidad, que nos muestra lo que fuimos y seguimos siendo. Mi intención es hacer colisionar este síntoma contra otro, muy representativo de la obsesión por la imagen y la apariencia, de la frivolidad y arribismo de la cultura chilena emergente: el estilo Georgean, pero en su versión plástica, resumida e industrializada. Chile entero parece obsesionado con su imagen, lo que no necesariamente quiere decir el reflejo mismo de su realidad. Realidad e Imagen no parecen estar necesariamente relacionadas ni concatenadas. La imagen no es un resultado de la realidad; lo que prima es la superficie, la apariencia, el simulacro. Pero este proyecto tiene también otro borde, el que viene dado por su emplazamiento y por su condición de obra abierta. La obra es expuesta en el Centro Cultural Palacio La Moneda –espacio signado indefectiblemente por lo político y lo ciudadano- un espacio privado, subterráneo, pero público en cuanto concita la demanda de la ciudadanía por su supuesta relación con el Palacio de Gobierno. Esta condición del emplazamiento es anticipada, dejando la obra abierta a la intervención pública y reactiva, tanto por la obra y la problemática que cita, como por su emplazamiento y el roce que supone.
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