Calle... y acontecimiento

cualquier vida, como fisura; una partícula, onido velado n J pai aj , int rviniéndolo en su modo particular y aJ arbi ·o d la 1 ctura. d alguien que lo deje acontecer · n alguna nu va acepción, incorporándose articulándo e tambi ·n omo un frag;m nto n el relato de una vida. Un libro es, en cierto modo una p -qu -ña mbo cada, reposando las mas de las veces traspapelado, en una estantería. Un delga.do lomo impr o y agazapado entr otro - libros que a veces pareciera que no on ne<:esarios. D positado azarosamente en algún lugar de ciudad a v r i un día desata el acto de coincidir con una mirada. Un libro es un enmarañado montón de letras ordenandose en lineas que la ciudad prov e. Hay xp riencias y sentidos que le constituyen que han ido cobijados en este paisaje y desde ahí articulado y d pronto pareciera que también él reclama su r in crip 'ón. Como si esta ciudad fuera de pronto un paradigma d l univer o; cosa inaprehenclible y sin em– bargo xperirnent da n la certeza que no hay nada más allá d l dobl z d sa última calle y que las lineas del tren salen y se pierd n n ninguna parte más allá de los panales de much dumbre junto a la vía... Hay libros, no todos por supuesto, que al límite d u constitución son una provocación a buscar su texto en la call ... a v r si se puede seguir el hilván de e a otra critura que es una ciudad, pues ella todo lo sopor nu s o g stos, operaciones si se quiere; toda voz a.e os y d cla.racion (una exposición es también un sonido n la ciudad), nlazándose en su plano, gun la cifra que J constituye. Hay libros cuyo texto también se encu entra en la calle, dond las cosas nunca llegan a significar algo definitivo. Como un fragm nto del relato lanzado a la intemperie, y que pudíera int ntar también articularse, a ratos qui.zas como un zumbido al acecho en el atiborrado dibujo de aquella sintaxis, logrando apenas constituirse en una letra. 21

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