Calle... y acontecimiento
cierto esp sor nuevo en el aire, sólo basta caminar por ahí para comprobarlo, (un hilito cuelga suspendido desde la puerta roja, llora en la puerta del Sigma porque le han clausurado el subterráneo) millares de ampolletas cuelgan iluminando lo mismo, todas las esquinas tienen que ver con eso, cada ventana que nos sella la visión al tiempo que no llama. Cierta noche, como muchas otras, X se revolvió una y otra vez sobre us pasos para finalmente, al amanecer, luego de descansar en una plaza con una fuente de agua cerca de un rio, corrió a tomar una micro para comenzar la hebra desde algún otro extremo... donde la coja, en la banqueta iluminada, s limpia la sangre de las naric . D bemos acudir al llamado con algo así como una tarjeta de visita en l bolsillo, acaso st libro... Atendamos entonces a la extrema solicitud de dejarse ir d la mirada, pues algo puede estar ahí dispuesto para nosotros. itlem re 2000 207
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