Archivo: diálogos iniciales

175 Verónica Troncoso | Paulina Soto Yo tenía 17 años, estaba en cuarto medio y era muy consciente del peligro que significaba hacer algún gesto de reconocimiento hacia él. Fue bien tremendo, me aterroricé: cómo está mi papá acá, me decía: ¡y si alguien nos ve!. No hablamos nunca. Después yo me subí a la micro, él se subió y cuando me bajé, siguió arriba y eso fue todo. Necesitaba verme, saber que estaba bien. También sabíamos que pasaba por el frente de la casa de Los Leones para ver si veía a su nieta Javiera que era chiquitita. Siempre pienso en cómo fue ese tiempo para él, pobre, sin tener su espacio y teniendo que ir de una lado para otro. La última vez que vi a mi papá fue en Noviembre de 1976 que fuimos al cine las Lilas con mi hermano Pablo y mi cuñada. En ese tiempo, ese cine tenía platea baja y alta, era un cine grande. Mi hermano era ayudista de mi papá, colaboraba con él. Lo acarreaba de un lado para el otro y era el único que sabía dónde vivía. Creo que el del cine fue un encuentro preparado por ellos para tramar una reunión casual. Porque cuando terminó la función nos dimos vuelta y mi papá estaba unas filas más atrás. No nos dijimos ni una palabra, pero lo vi. Supimos de su desaparición porque no llegó a una reunión del partido, suponemos que es detenido el 15 de diciembre de 1976, hasta la fecha no hay testigos. Imágenes: Pág. 148 y 159 | Lenin Díaz, Archivo Arqueología de la Ausencia, Fondo familia Ramírez Díaz. Pág. 162 y 163 | Mónica Llanca, Archivo Arqueología de la Ausencia, Fondo familia Maturana Llanca. Pág. 168 y 170 | Marcelo Concha, Archivo Arqueología de la Ausencia, Fondo familia Concha Traverso. Pág. 176 y 177 | Fernando Ortíz, Archivo Arqueología de la Ausencia, Fondo familia Ortíz Rojas.

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