Archivo: diálogos iniciales

158 Archivo. Diálogos iniciales al final pensé en Lenin y que lo quería. Cuando lo fui a buscar a la pieza de su residencia, me recibió correcto, pero distante. Después de lanzarle todo el discurso que tenía preparado, me dijo: harto tarde, harto tarde. Ahora me río, pero en ese momento tuve que ser bien valiente. No me quedaba otra que recoger los pedazos de mi dignidad e irme, pero le seguí diciendo cosas y me dijo: ¿y de qué me sirve ahora? Me voy dentro de un mes y medio. Después de un tiempo, ya se preparaba la defensa de tesis y la despedida de Lenin. Eran los primeros días de septiembre de 1970 porque ya sabíamos que había ganado Allende. No quería ir a la fiesta, pero mis amigos insistieron en que fuera. Lenin se emocionó cuando me vio, conversamos, compartimos un trago y cuando me estaba preparando para irme, me dijo que me iba ir a dejar. En el camino nos abrazamos y lloramos los dos, no sabíamos cuál de los dos se sentía más responsable por habernos perdido. Lenin me dijo que lo único que nos quedaba era ver si podíamos esperarnos y me preguntó si le iba a escribir. Me rogó que le escribiera primero, porque aunque se muriera de ganas no me iba a poder escribir él. Le escribí, por supuesto, y cuando nos volvimos a ver en Mayo de 1973, lo que más me sorprendió fue el orden y cuidado con que tenía guardado el fajo de mis cartas. El sonrió. Sólo para hacerme feliz.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=