Archivo: diálogos iniciales

109 De los artefactos construidos colectivamente por el hombre, las ciudades son blanco regular de críticas. Constituye toda una tradición hacer observaciones a ciudades completas, zonas o fraccionamientos específicos. Haciendo gala del mismo poder con que imantan población e inversiones, nuestras ciudades capitalizan reproches que alcanzan, incluso, tonos catastróficos. Con todo, existen voces que hospedan una narración favorable sobre la totalidad de la ciudad o sobre sus partes. Predominantes en el ámbito patrimonial, turístico e incluso en el campo educativo, las miradas propicias sobre la ciudad han logrado anidarse en algunas instituciones. Los Museos de la Ciudad pertenecen a la lista. Como se sabe, durante la segunda mitad del siglo XX, el circuito de la alta cultura agrega un nuevo integrante a su repertorio: Museos de la Ciudad. Aunque también los hay consagrados a zonas, barrios o asentamientos (existen Museos sobre una favela), hay establecimientos que narran el ayer de una ciudad que hoy puede ser una urbe. En clave espacial, ¿qué podemos decir sobre ellos? Ubicados en áreas centrales, hospedados en edificios patrimoniales y financiados, generalmente, por el erario fiscal, los Museos de la Ciudad elaboran una visión encomiástica sobre una ciudad que dicen espejar. Gonzalo Cáceres Quiero Voces encomiásticas sobre la ciudad 1 1. El presente artículo se nutre de dos intervenciones y también de algunas pláticas. La primera ocurrió en el marco de un encuentro ciudadano: “Ñuñoa: patrimonio cultural y experiencia territorial”, verificado el 26 de septiembre del 2009 y organizado por Cultura Mapocho. La segunda corresponde a una intervención elaborada para el Seminario Archivos Urbanos, organizado por la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, y que tuvo lugar el 08 de octubre del 2009. El cierre del artículo, se inspira en varios diálogos sostenidos con Valentina Rozas, Rodrigo Millán, Ricard Vinyes y Carolina Aguilera.

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