Poéticas de la intemperie

85 muerte me dice que me ama porque sabe que estoy vivo y que somos puros los que no tenemos amo / La muerte se me acerca, me hace un guiño, abre sus piernas y me suplica que la penetre / porque dice que quiere mi esencia, / porque no tengo amo ni dios ni patria, y porque la muerte cree en la anarquía / Porque la beso y bebió de mi sangre en mi boca. Hazme un favor: procura que viva la anarquía. Extracto del poema “La muerte” escrito por el mismo Mauricio Morales. Ha desaparecido la densa mancha negra que cubría parte del muro. La cortina metálica de un local comercial, retorcida violentamente hacia adentro en uno de sus extremos ha sido renovada. Lo que era y se describió como el cráter de la explosión en el pavimento ahora son sólo grietas que difícilmente dan cuenta del sonido, los huesos quebrándose y un cuerpo completamente desagarrado que quedó tirado en el piso. Robles interrogando el lugar minuciosamente, extrae del verosímil de calle avejentada pequeños fragmentos de la imagen de mínimas rasgaduras y grietas, aquí y allá hitos minúsculos de triza en el pavimento que pudieran ser rasgos o testigos de lo que quedó de esa acción, y de ese cuerpo. Había tres peldaños de baldosa, ahora es uno solo, que sin embargo aún se puede percibir arqueado hacia el interior como brutal testigo de que lo que se consumó esa noche. Sebastián Robles nos deja esta cita a propósito de este trabajo, extracto de un poema del cantautor italiano Fabrizio De André (“Historia de un empleado”): Y el explosivo rompe, corta, arrasa, entre los huéspedes de un baile de máscaras / yo me he invitado a revelar la huella que hay detrás de cada máscara que salta / a no tener piedad por primera vez. Todo va quedando ahí, capa sobre capa, para siempre encubiertas en el verosímil de la ciudad, pero quizás experimentables como indicio posible de imaginar en el mutismo aparente de una calle en la noche. Un gigantesco inventario de inscripciones, cada una parte de un imposible memorial. Hay que hacer el esfuerzo de detenerse y esperar, fijar la mirada en un punto y esperar, escuchar. Huellas e Inscripciones

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