Poéticas de la intemperie

73 Durand nos relata que alguien, uno más, pasó y se quedó un tiempo ahí antes de desaparecer definitivamente. En septiembre de 1973 Eduardo Alejandro Campos Barra, su tío abuelo, estaba escondido en el tercer piso de Almirante Barroso 232, casi al llegar a Huérfanos. Luego del golpe de estado recibió el aviso de abandonar el lugar pues se suponía que su escondite había sido descubierto por la inteligencia militar. Desde el 13 de septiembre de 1973 nadie supo nada más de él. Hay que detenerse y ver esa ventana como buhardilla de tercer piso con un pequeño techito como para asomarse y oler la calle cuando llueve, que es el lado de afuera que enmarca una mirada que quizás vió pasar inquieto los días húmedos que creo recordar, llenaron ese tiempo cuando yo tenía nueve años: su hijo recién nacido, que hoy lo niega como padre, habrá sido en el pensamiento de Eduardo, un motor, un incentivo quizás para seguir haciendo lo que hacía cuenta Javier en medio de los diversos recorridos por Santiago que emprende para comenzar a desandar su biografía. Luego de encontrar esa casa decide transcribir en pequeños papelillos para liar, tal como el barretín que llevaba el mensaje clandestino del partido , el texto fragmentado del poema de Mario Benedetti “Hombre preso que mira a su hijo”. Javier Intenta pensar cómo hubiese Calle

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