Poéticas de la intemperie

69 sacar fotografías que violan el acuerdo tácito de intimidad de los mundos. Recoger un objeto en la calle es como cortar una mecha de pelo de un ser que se quiere recordar cuando ya no es o no está frente a nosotros. En total fueron 17 cosas: monedero de mezclilla, encendedor, 2 trozos de madera, una bota, una chala, un plástico donde viene un mp3 nuevo, un pedazo de antena, una botella de vino blanco quebrada, un envase negro de aceite para auto, un envase de bebida cortado, el tope plástico de una centrífuga, una rueda de bicicleta de aro pequeño, una suela de niño, un cinturón, un pedazo de género blanco largo y una lata de cerveza aplastada. Ivanna tenía un plano y una foto aérea de Santiago, la imagen de una geometría que siempre y después de todo será mentirosamente ortogonal al igual que temblorosa bajo el cielo azul; la ciudad aséptica que Vicuña Mackenna quería contemplar razonadamente desde los cerros que gustaba de recuperar como paseos y miradores para vigilar, en la absoluta distancia del cuerpo, el estado de su deseo de abstracción limpia y lejanía de las periferias. Quien se detiene en alguna esquina de esas noches, al amparo de la oscuridad, pero muy cerca del haz de luz del alumbrado no sabe que lo observan desde arriba, no recuerda que es parte de ese organismo planificado en la lógica de la exclusión. No sabe Calle

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