Poéticas de la intemperie
65 Bárbara en los primeros días de su llegada nos refería algo que parecía solamente una anécdota: reparó que era muy común ver que la gente al barrer las calles no recogía el polvo, simplemente lo desplazaba de un lugar a otro. Esta simple observación le sirve de sustento para desarrollar una operación inversa. Recoger la tierra, el polvo que se acumula y fluye por el espacio del zócalo y luego contenerlo en cubos de resina. Luego estos cuerpos contenedores viajan a Santiago llevando su gesto y esos rastros de lejanía, al modo de los “50 cc. de Aire de Paris” que envasa o ficciona Marcel Duchamp en 1919. Lo importante para mi sin embargo reside en otra cosa, a propósito de la mirada insistente de Bárbara sobre esos pequeños mundos que llamamos intersticios, me lleva a imaginar que frente a esa inmensidad desbordante de un espacio de esa naturaleza, a veces hay que bajar la mirada, seguir a los propios pies, buscar ese pequeño espacio imposible donde refugiarse, recoger basura, tierra y producir ese cuerpo contenedor Calle
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=