Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística
47 ocasión una ambiciosa exposición internacional, de la que también se esperaba un rendimiento pedagógico al poder comparar el desarrollo de las escuelas europeas y americanas que estarían representadas. A la exposición llegaron algunos de los más importantes artistas del arte académico de cada uno de los países invitados. Sin embargo, tal como la celebración del Centenario se erigía en un país en que se agudizaban los antagonismos sociales, la exposición internacional, como celebración del arte académico internacional, no representaba los antagonismos que significaba la aparición de diversos movimientos artísticos que estaban por reformar profundamente –o incluso abolir– las academias. Las reformas y el colapso de un sistema en crisis (1910-1928) Inaugurado el siglo XX y especialmente a partir de 1910, lejos del optimismo y del desarrollo artístico que la Exposición Internacional intentó demostrar, diversas circunstancias hicieron patente la necesidad de evaluar el estado del arte en Chile, incluidas la orientación y la organización de su enseñanza profesional. La autonomía del campo, las revueltas estudiantiles, la revaloración de las artes aplicadas y la recepción de las vanguardias europeas fueron los principales ejes que propiciaron este proceso de diagnóstico y reestructuración que alcanzaría su clímax a fines de la década de 1920, y que coincidiría con la crisis del equilibrio político alcanzado tras la Guerra Civil de 1891. Durante el último cuarto del siglo XIX, la idea de que las artes “útiles” o “aplicadas” representaban un agente fundamental para el progreso nacional nuevamente había ganado fuerza entre intelectuales, artistas, académicos y políticos, ahora con el énfasis puesto en la industrialización del país. Esta preocupación articulaba un renovado interés por proporcionar un fin práctico a las bellas artes con la intención de elevar el gusto de los trabajadores, mejorar el nivel estético de los objetos producidos por la incipiente industria local y ofrecer una alternativa laboral a los estudiantes de arte. Es en este contexto que en 1888 se fundó la Academia de Grabado en Madera (bajo la dirección del alemán Otto Lebe), la que luego se incorporó a la Escuela de Bellas Artes en 1895. Con el nuevo siglo este paradigma fue ganando terreno, como lo demuestra la creación, en 1905, de una Sección de Arte Aplicado a la Industria en la Escuela de Bellas Artes –luego se llamaría Escuela de Artes Decorativas– que estuvo dirigida a la instrucción de la clase obrera. Claudio Guerrero - Kaliuska Santibáñez
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