Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística
44 Sin embargo, el género de la literatura artística que mayor desarrollo alcanzó fue la crítica de arte, entendida como “crítica de actualidades” y en especial como “crónica de exposiciones”. Su desarrollo estuvo asociado a todos los hitos de la institucionalización de las bellas artes como una escritura que examinaba y proyectaba su adelanto, pero su especificación en cuanto género siguió el camino de la consolidación de las exposiciones exclusivamente artísticas, es decir, de los salones. En 1889, una vez que se habían regularizado y normado, Vicente Grez afirmaba: “Las exposiciones frecuentes generalizan cada día más el gusto del público, y la crítica artística se difundió y se impuso a tal punto que hoy un periódico que se diga serio no puede dejar de dar un vistazo crítico sobre los Salones Anuales” 15 . Al mismo tiempo se multiplicaron las revistas dedicadas a las artes y letras, e incluso se fundó la primera del país dedicada a la pintura y la escultura: El Taller Ilustrado (1885). En esos momentos, la mayoría de los críticos celebraban optimistas los resultados del afán modernizador de la élite gobernante en Chile. Sin embargo, tras la Guerra Civil de 1891, diversos acontecimientos determinaron la imposición de cierto tono pesimista en el ambiente artístico, en concordancia con la idea de “decadencia” que abunda en crónicas y ensayos de diversa índole producidos en esa época. Tras la guerra, con el triunfo de la oligarquía conservadora afincada en el Parlamento, se agudizó la gestión política a puertas cerradas. Las decisiones acerca de los problemas públicos se tomaban, cada vez más, como acuerdos “entre caballeros” y así decayó la influyente esfera pública que se había formado en los gobiernos conservadores de la primera mitad del siglo XIX. Otro tanto pasaba con las artes, pues la sistematización institucional tuvo como consecuencia que la administración de la Sección de Bellas Artes, del Museo y de los salones anuales dependiera cada vez menos de la Universidad de Chile, y cada vez más de instancias intermedias como la Comisión Permanente de Bellas Artes formada en 1886, cuyos miembros pertenecían al grupo de familias e influencias que formaban la casta dirigente. Tras un período en que la actividad de esta comisión decae, en 1909 se crea el Consejo Superior de Artes y Letras, que reúne aún más atribuciones, al quedar a cargo del desarrollo del “arte nacional” en sus tres secciones de Bellas Letras, Artes Gráficas (Pintura, Escultura y Arquitectura) y Música y Declamación. 15 Grez, op. cit., p. 43. Academias, museos y salones: el proyecto institucional del arte moderno en Chile (1797-1947)
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