Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística
38 El nuevo concepto de arte “elevado” que se instalaba tomó distancia tanto de la idea de que las “artes” podían constituir un aporte directo al progreso material (lo que haría el “dibujo lineal”), como de aquella otra idea que considera al arte un “talento de adorno” al cual dedicar los momentos de ocio. La nueva concepción separaba a las bellas artes de cualquier aporte directo o inmediato al proceso productivo, pero no para configurarlas como una esfera completamente desinteresada. Al contrario, el utilitarismo social de raigambre ilustrada seguirá presente, y se proyectarán sobre las bellas artes altas expectativas en cuanto a su aporte al progreso general de la nación, pero solo en la medida que ellas conservaran su autonomía respecto del proceso productivo. Algunos de estos intereses no eran del todo nuevos –como la idea de que el arte forma el gusto y afición por la belleza– y otros cobraron con el tiempo mayor importancia – como la convicción de que el arte puede representar lo nacional–, pero todos se articularon desde las posibilidades mediadoras de las bellas artes. Academia, museo y salón: la consolidación del sistema artístico moderno (1872-1910) Desde 1872 en adelante, la pintura, escultura y arquitectura fueron carreras profesionales estables ofrecidas por la educación superior auspiciada por el Estado. Si habían existido algunas dificultades para conseguir reemplazantes a los primeros artistas que las enseñaron, en lo sucesivo hasta hoy, su enseñanza se interrumpiría solo excepcionalmente, consolidándose así la profesionalización de la carrera artística iniciada en la década de 1840. Otros avances también contribuyeron a su modernización. Este es el caso del ingreso de las mujeres a la Sección de Bellas Artes. Hacia mediados del siglo la única posibilidad que existía para las mujeres que quisieran seguir una carrera profesional era la Escuela Normal de Preceptoras, fundada en 1854. Esto cambió a partir de 1877, cuando el Ministerio de Instrucción Pública ordenó que la universidad tomara exámenes a los liceos de mujeres, lo que significó su acceso a la educación superior. En la Sección de Bellas Artes, sin embargo, este proceso había comenzado antes –la primera mujer ingresó en 1866–, aunque lo cierto es que se incrementó tras el decreto de 1877. Incluso, en la ideología progresista de Academias, museos y salones: el proyecto institucional del arte moderno en Chile (1797-1947)
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=