Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística
36 y desde ahí difundido por toda Europa y América. A pesar de esto, el contexto en que se instaló la Academia implicó una articulación local ciertamente original, como ya veremos, especialmente en lo relativo a la trama institucional en que funcionó esta entidad. La enseñanza partía con una serie de cursos dedicados a la copia, primero de estampas y luego de modelos de yeso, para solo al final llegar al “dibujo del natural”. En paralelo los alumnos debían acreditar conocimientos en gramática, geometría, historia, literatura, retórica y filosofía. Una vez pasadas estas etapas, recién podrían ingresar al curso de composición histórica, en donde dejarían de hacer copias y compondrían “originales”, aunque siempre con la dirección temática y estilística del director. En todos los documentos de la época se enfatiza que el objetivo primordial de la Academia es la formación de “pintores históricos”. Como en casi todas las academias de entonces, se daba gran importancia a los concursos y a la consecuente repartición de medallas y estímulos monetarios a los alumnos más adelantados y promisorios. El más importante de todos fue el tradicional Premio Roma, beca del Estado que permitiría a los alumnos que finalizaban sus estudios observar en vivo las fuentes de la tradición clásica en la ciudad de Roma. Aunque ya en la década de 1840 comenzó el envío de pensionados a Europa por parte del Estado, esta práctica solo se regularizó a partir de 1863; pese a los planes de Ciccarelli, la mayoría de estos pensionados estudiaron en la academia oficial de París o en algunas de sus émulas privadas. La creación de la Academia de Pintura se dio en un contexto marcado por la creación de importantes instituciones pedagógicas. Así, pese a que el apoyo gubernamental fue inestable, alrededor de ella se gestó una trama institucional que determinó el camino que seguiría la educación artística en Chile. Se había generado un consenso en todo el espectro político acerca de la necesidad de un Estado docente –no obstante las revoluciones y conatos de guerra civil que sacudieron al país– en el que la educación pública era el agente sustancial en la formación de los ciudadanos de la República y una esfera imprescindible para asegurar el progreso general del país. Entre 1839 y 1842, se aceleró el proceso de fundación de instituciones pedagógicas. En esos años se concretó el reemplazo de la colonial Universidad de San Felipe por la «nacional» Universidad de Chile, así como la fundación de la Escuela Normal de Preceptores, una de las primeras de América Latina (y que incluyó el dibujo lineal desde su primer programa). Las nuevas instituciones Academias, museos y salones: el proyecto institucional del arte moderno en Chile (1797-1947)
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