Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística
34 Por eso el Instituto abrió un curso vespertino especialmente dirigido a ellos. Si mejoraba el gusto de los artesanos, mejoraría el gusto en los objetos utilitarios y así lo haría el de toda la sociedad (este tipo de expectativas forman un subtexto de la modernidad que la recorre desde el pensamiento ilustrado hasta las escuelas de vanguardia, como la Bauhaus). La preocupación por el gusto, en todo caso, también sustentaba la promoción de las bellas artes, en la medida que la afición por ellas se consideraba propio de las sociedades civilizadas. En paralelo a la preocupación transversal por el progreso del gusto, diversos acontecimientos testimonian la progresiva distinción entre “las artes”. Esto se confirmó en el Instituto Nacional en 1843, cuando se dividió el curso de dibujo en un curso de dibujo lineal –más práctico– y un nuevo curso de “pintura y dibujo del natural” –de pretenciones más liberales– a cargo de José Luis Borgoño, discípulo del pintor francés Raymond Monvoisin. Este último jugaría un importante papel en la instalación del concepto y la enseñanza regular de las bellas artes en el país. Monvoisin había llegado a Santiago a principios de 1843, después de haberse comprometido con el gobierno chileno a fundar la primera academia de pintura del país. A pesar del entusiasmo que generó en la opinión pública, el proyecto no prosperó. Sin embargo, la exposición de cuadros históricos de gran formato que montó aquel mismo año quedó inscrita como un acontecimiento inaugural en la desarrollo del arte local (a inicios del siglo XX todavía se recordaba la llegada de Monvoisin como el origen del “gusto por las bellas artes” en Chile). Es probable que fuera la primera exposición moderna de bellas artes –en cuanto, exhibición laica, pública y temporal de objetos artísticos– y a partir de la cual también se publicó la primera crítica de arte propiamente tal (más cerca de la crónica de exposiciones), que corrió por parte de Domingo Faustino Sarmiento. Un último establecimiento cierra este período y confirma la separación entre artes útiles y bellas. En 1845 se fundó la Escuela de Dibujo Lineal de la Cofradía del Santo Sepulcro 7 , primera institución que en Chile se dedicaba exclusivamente a enseñar una práctica artística. Más allá de si el dibujo lineal que en ella se enseñaba se consideraba o no “artístico” (la distinción no es tan sencilla como parece), lo importante es que constituye la primera de un tipo de escuelas dedicadas a la enseñanza de dibujo para los artesanos, mientras que los esfuerzos por contar con 7 La Cofradía del Santo Sepulcro fue una organización dirigida por laicos miembros del ala conservadora de la élite dirigente, que intentaba agrupar al artesanado bajo el principio de una “regeneración social” de carácter cristiano, tradicionalista y políticamente moderado. Como veremos, la Cofradía aparecerá en diversas ocasiones en esta historia relacionada con la fundación de las escuelas de dibujo lineal, música y escultura ornamental. Academias, museos y salones: el proyecto institucional del arte moderno en Chile (1797-1947)
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